miércoles, 25 de noviembre de 2015

Caras vemos, distancias no sabemos.

Primero que nada voy a sacar todo lo que está dentro de mi y no me lleva a nada más que al dolor de sentir que no siento nada. No me explico por que todo esto viene justo cuando el invierno se avecina. Si pudiera encontrar la manera de no sentirme de esta manera tengan por seguro que la tomaría. Y si esa razón está al otro lado de la pared y pudiera salir corriendo a verla de primera mano y mostarle a todos lo que en verdad siento en estos momentos en los que mi mundo y mi mente se encuentan en estado de alerta para poder sobrellevar las responsabilidades y las sensaciones de ahogamiento que tengo dentro, creanme que correría.
Solo soy una mujer cualquiera, encerrada en las cuatro paredes a las que llama hogar cuando se siente segura y prisión cuando, en dias como éste siente ganas de correr a otro lado a los brazos de alguien que no existe en el mismo plano que ella. Sólo a veces pudiera pensarse que no es feliz. A pesar de tener quién la ame, se escapa entre la comida y el espejo que le dice cuan gorda y fea es. Este tipo de mujer fantasma que no percibe lo que le rodea mientras no le conviene. Mientras se quiere ahogar en ese existencialismo responsable de su esencia. Ahora sólo resta pensar ¿Cuál es su verdadera esencia en estos momentos? ¿¡Hacia dónde podría correr!? ¿¡Cuándo podrá dejar de correr?! ¿Hasta cuando decidirá parar de correr?
Sueño con vivir un día tras un antifaz que demuestre felicidad sobre mi tristeza y que mis ojos no me delaten. Sueño con el día que no tenga que aparentar y pueda llorar y desahogarme. Sueño, constantemente con un mundo de verdad en el cual sea un simple humano, me pueda equivocar, pueda fallar, pueda renovar mis alas luego de hacerme obillo y no hablar con nadie por horas, tal vez días. Detener el tiempo en una apartada cabaña dónde pueda gritar ¡BASTA! y luego llorar hasta deshidratarme. Sueño con una soledad absoluta en la que pueda descansar y brillar al día siguiente como lo hace un fénix. Sólo... arder en llamas para renacer.
Esa, amigos míos, es la mujer que soy hoy. Quién no puede expresar sus sentimientos por pérdida de dicha capacidad. Por miedo a asustar y crear malos entendidos. Esa que aprendió a callar por que sus palabras y sus sensaciones son demasiado complicadas para el promedio humano que la rodea. Por que sus ataques de ansiedad crean angustia y confusión. Por que sus sueños no son entendidos por cualquiera. Por que sus lágrimas se detienen ante la simple idea de "tener que ser fuerte" y saber que puede con todo eso y más, pero simplemente no se cansa de luchar. No me canso de luchar por mis sueños y mis intereses. Así tenga que acortar mis días y mis noches para poderlo lograr lo haré. Soy tenaz como cualquiera, y tan solitaria como lo puedo ser. Me dan miedo mis sueños, me dan miedo mis sombras, me dan miedo los pétalos que caen sobre mis manos cuando deseo una rosa sostener. Me da más miedo destrozarla que las espinas. Sueño con el día en el que no pueda lastimar ni deshonrar a esta dama que debería ser y no más no me sale ser.
Puedo volar sobre todo y sobre todos. Sólo sería cuestión de tomar algo de impulso. Si aplaudiera de poco en poco, subiendo la frecuencia de los latidos en conjunto con mis aplausos, tal vez el mundo a mi al rededor desaparecería. Tal vez mis sueños se vendrían abajo y aprendería, de nuevo, a empezar sobre cero. Aprendería que siempre hay tiempo. Que no hay que limitarse por el tiempo. Que no hay que estar perdida para poder empezar sin escapar. Habría desarrollado la capacidad de enfrentar la realidad. Mantenerme de pie nunca ha sido fácil. Gritar antes lo era y cuando lo era, no era tan feliz pero era más libre. Soy tan libre como ahora. Zigzagueo entre la selva de orgullosa pena que cohíbe hasta a los leones que suenan dentro. Soy tan libre como el ave de la selva. Tan volátil como el fuego mismo pues, muy dentro y fuera de mí soy el fuego. Sólo doy fuego. Sólo doy agua y aire al mismo tiempo. La tierra me la quedo para mi. Como, de vez en cuando, alguna porción de corporalidad externa. Escribo el sentido de las cartas más ajenas. Tan ciertas como un Sabina, un Arjona o un Octavio Paz. Simples espacios vacíos en el corazón.
Simples espacios vacíos dónde me falta ella, la que pude ser. Sabiendo que pudiera estar graduándome y aquí estoy, viendo a los demás crecer y yo, enredada entre mis caprichos e inseguridades aunadas a mis nuevas responsabilidades que me invitan a ayudar a no crear problemas y darme a mi misma la sobriedad que necesito para poder pasar y la seriedad que las cosas deben tener. Ese deber ser universitario fuera de tiempo, fuera de moda, la mezcla de las fiestas, el trabajo, el hogar, la escuela, las horas extras, la pareja, la familia de la pareja, la familia propia, el perro, la bici y lo gorda que estoy. Siempre presente en comentarios ajenos, propios e indirectas bien intencionadas que me hunden más en mi misma. En el asco que me da ser yo dentro de estas carnes. En la inseguridad de cada foto. En lo poco que recuerdo que es amarme.
Es eso sobre todo. La impotencia de no poder amar estas asquerosas carnes y no comprender como puede alguien erotizar lo que yo tanto desprecio. Esa que pudiera ser y no soy se esconde tras unas papas, tras una soda, tras el maquillaje que me aplico diario para olvidarme de mis perfectas imperfecciones. De lo mucho que mi novio me ama a pesar de que yo me veo como soy y lloro. En pensar en el ¿Cómo será? Y saber que ninguna ayuda va a poder calmar esta ansiedad como nunca lo ha hecho y a la vez, tener la esperanza de que él podrá. De que ella, la que debería ser, podría hablar por mi y para mi y conmigo y hacerme sentir bien. Lo suficientemente bien para no odiarme y dejarme amar. Dejarme sin escapatoria de la realidad en la que ya puedo escapar de mí misma. Además de los exámenes que no me asustan. Esos estúpidos intentos saboteados por la misma ansiedad y la culpa de dejarme englutir lo que me alcance con la mano. Esa estúpida obseción con destruírme a mi misma.
Escribo, escribo ahorita para dejarme escapar de mi misma para poderlo amar, para poderlo entender y atender y atender lo que está dentro de mi independientemente del tiempo que me tome ser la verdadera Yo. La Diosa del canto, del sexo, del género, de la verdad ¡Maldita bipolaridad! ¡Maldito trastorno límite de la personalidad! ¡Maldita depresión! ¡Maldita discreción! ¡Maldita sedición!
Me digo a mi misma que todo estará bien por que, no es más que un texto. Uno de tantos, una catarsis cualquiera que no tiene por que ser verdad. Sólo verborrea pura. Necesito sacar todo para poder estudiar y atender la tienda y correr a hacer mis tareas y poderte amar y poder hacer tantas cosas que yo misma no me dejo.  Quiero decirte que te amo. Que constantemente habrán momentos como estos a lo largo del año.Que puedo con ellos. No necesitas hacer nada, sólo intentar comprenderlos. No te sientas impotente, tienes la capacidad de hacer que me sienta bien sólo soportando lo que te dejo conocer viéndolo sin tocarlo sin preocuparte por que todo existe sólo dentro de mi y puedo separar lo que soy de lo que me pasa y a veces ni siquiera yo sé que me está pasando por que automáticamente lo bloqueo para funcionar. No te asustes, creeme que estaré bien.  Pero quiero que intentes entender que estos demonios internos se quedan allí. Y de repente dejan de molestar y me dejan ser normal.
 Sé que te pongo en situaciones muy difíciles.  En especial en momentos como éstos, pero tienes que confiar en mi. Tienes que confiar en que estaré bien y que no me voy a soltar ni de ti, ni de nadie por estas pequeñas crisis. En especial no me soltaré de ti ni me colgaré de ti, por que sé que los demás tienen otras cosas que hacer como para encerrarse conmigo en mi cuevita de cosas complejas y pendientes por deshacer. Ojalá eso te deje saber poquito más como me siento y puedas entender que SOLO ES UN TEXTO  y aunque contenga algo de verdad, estoy básicamente dejando que las palabras fluyan y se entretejan en complejos laberintos que no dejen saber en realidad quién soy y hasta dónde termina mi personaje y dónde empieza mi esencia. Sólo estoy dejando que hable lo más oscuro de mi. Pero no es lo que soy. Por favor, trata de entender. Te amo y necesito dejar de estar mal para poder estar bien los dos juntos. En realidad es la única manera en la que podremos estar bien. O eso espero. Gracias por, al menos, aparentar entender. Te amo más.