sábado, 18 de enero de 2020

La individualidad no está peleada con la moderación

Hace poco me encontré en una situación que me llamó la atención. Cómo saben si han tenido la oportunidad de leer otros textos, soy niñera en USA.
Cuando la niña me pregunta si se ve bien con Crocs o si le quedaría bien un corte de Bob. La respuesta interna es "NO ¡Es que se ve horrible y se ve ridícula!". A ella obviamente no le digo eso, le digo que con que ella se sienta a gusto, basta. No me gustan los Crocs ni me gusta el corte de Bob ni me gustarán jamás.
Fue cundo me di cuenta de que estos prejuicios respecto a la apariencia provienen de mi crianza. Así me decían a mi (con palabras más fuertes) y sigo vistiéndome cómo se me da la gana. La cosa es que es su cabello, es su decisión. Si su mamá y ella piensan que ella se ve bonita de Dora la exploradora, ¡Va! En mi opinión no me favorece y le aumenta lo extraña que ya se ve actuando como perro y caballo a los 10 años pero pues no son mis hijos, no soy yo y nadie vive en cabeza ajena. Eso se llama tolerancia. Y si que fueran mis hijos, ¿Dejaría que se corten el cabello como se les de la gana dentro de lo razonable? Puede que sí: les tomaría un chingo de fotos y cuando estén grandes les voy a decir "te lo dije" así como ahora me veo en fotos y digo "No pues... Mi mamá tenía razón". O quién sabe, igual y ellos terminen sorpendiéndome y efectivamente se vean bien.
¡Y es que en serio! Si yo hubiera hecho caso a mi mamá en tantas cosas, mi sociedad hubiera sido diferente. Mis críticas son un eco de las suyas pero, aun que me duela admitirlo, hora entiendo por qué. Lo único más satisfactorio que un "te lo dije" luego de un error es un "te lo dije" luego de un acierto. De igual manera sé que el haber sido yo misma y ponerme esas mechas horrorosas y delinearme maquillarme tan mal, no fue otra cosa que el proceso de la identificación de mi indivualidad.
"Lo que pasa es es que quiero evitarle que se rían de ella pero pues así aprendemos todos. Aparte quien quiera hacer daño va a seguir molestando así ande ella perfecta." Que en parte es cierto, porque los niños pueden llegar a ser muy crueles, pero, por otro lado, ¿Yo que voy a saber si ellos son los que van a la escuela y conocen a los compañeros?
Ahora, hablando en serio:
Es cierto que la víctima del bullying no es culpable del mismo pero tampoco puedes dejar al niño expuesto y sin armas para defenderse. Nosotros tenemos injerencia en la vida de nuestros niños no en la de los demás.
Si los padres de las víctimas actúan adecuadamente, la escuela tiene la obligación de guiar a ambos niños para superar la situación. Tanto al bully como a la víctima se les tiene que requerir terapia y servicios sociales interviene. Gracias a Dios acá esto es cosa seria.
Como muchos problemas, la prevención es la mejor solución. Si le enseñas al niño a manejar sus emociones y a trabajar con su personalidad, el aspecto social se amolda. Sin embargo, la apariencia es un aspecto social. Si la niña no se peina o no se baña o se porta raro y yo "la dejo ser" ¿Cómo voy a hacerle para que se sienta menos sola por qué nadie la junta?
No le puedo decir "no les hagas caso, te deben aceptar como eres" si la están rechazando en primera instancia por su comportamiento y apariencia. Si ella se siente solita e incomprendida, pero te está pidiendo ayuda ¿Que haces? Tienes que ayudarlos a integrarse a la sociedad o vas a crear jóvenes aislados y desolados (como lo fui yo). Hay que ayudarlos también a encajar para que cuando ellos sean adultos, no estén solos.
No es cuestión de reprimirlos o cambiar su personalidad, es cuestión de ayudarlos a ser funcionales y cuidar su salud psicosocial. Si la niña o el niño es blanco constante de bullying hay que ver el por qué. Existe una línea delgada entre dejarlos expresarse y exponerlos.
Alguien me preguntó "¿Y que le vas a enseñar al niño? ¿Que el se merece el bullying porque no se viste como la sociedad quiere? Es controversial.
¿O quieres que el niño finja ser algo que no es y sea infeliz siendo lo que el no quiere?
Es como que le digamos a alguien gay que deje de serlo porque le van a ser bullying. O sea es estúpido"
(¡Y qué si lo sabré yo! 12 años de burlas constantes por todo y por nada. Además de los otros de rechazo por mi sexualidad mientras estuve en México)
Y pues no. Nosotros (los papás, las terapeutas, maestros y yo como niñera) le enseñamos que se ve bonita con calcetines que combinan. Que le duran más si no los usa por separado. Que si se corta el cabello un poquito más largo, no le va a estorbar cuando vaya a equitación. Que si controla su temperamento y en lugar de mentir, echarle la culpa a otros, llorar, gritar o agredir por todo, la gente va a disfrutar su compañía. Que debe hacerse responsable de sus acciones para que sea más fácil y agradable convivir con ella. Que el hecho de que le digan que algo está mal, no significa que no la quieren.
Que si en lugar de llegar y querer acaparar la conversación, aprende a escuchar, más gente va a querer ser su amiga.
Que si alguien le dice un comentario hiriente es por qué no está a gusto consigo mismo y quiere lastimar para que otros se sientan tan miserables como él o ella.
Que es más fácil hacer amigos siendo amable que queriendo impresionar. Que si se peina todas las mañanas, su cabello se hace menos nudos. Que si se pone Crocs con fidgets tome en cuenta que se puede atorar en todo y se le pueden perder. Que si va a tener una conversación y el tema le incomoda no puede fingir que es un perro y ladrar para no contestar. Que sus acciones tienen consecuencias. Que también los demás sienten feo cuando ella dice cosas hirientes. Que hay mejores maneras de expresar una crítica. Que no puede decir lo que piensa sin pensar en a quien va a lastimar o afectar. Que la verdad sale a flote siempre. Que puede confiar en nosotros. Que todos nos equivocamos. Que quizá el niño que le hace daño no sabes que le esta haciendo daño. Que tampoco puede forzar a los demás a jugar con ella o ser su amiga. Que las conversaciones son de dos o más personas y no son concursos de quién la tiene peor o mejor situación. Que las opiniones de los demás son tan válidas como las suyas.
¡Uff! ¡Tantas cosas que puedes hacer para que un niño encaje y no pierda su personalidad! Ni ellos saben cuál es su personalidad, la están forjando. Tienes que poder observar y escuchar para poder guiar. No puedes proyectar tus complejos o miedos en el niño. Tú sociedad y la del niño son completamente diferentes. Es estúpido pensar que todo es tan sencillo como "cambia para que te acepten". La complejidad de la mente humana es infinita. El papel de los padres y otras figuras de autoridad y ejemplo es el de saber guiar. Lo complicado es conocer el camino por el que van y establecer los canales de comunicación adecuados.
El panorama ya no es lo mismo que cuando nosotros teníamos su edad. En nuestro caso como au pairs ni siquiera es la misma sociedad y cultura. No podemos cegarnos al discurso de odio en el mundo exterior al hogar (a veces el del hogar, sea intencional o no). Los niños solitarios no desarrollan las herramientas necesarias para funcionar en sociedad porque la gente que la conforma se los ha negado por medio de la segregación y el rechazo.
Al final de cuentas trataremos de hacer todo lo posible por su bienestar y no podemos arreglarles el mundo. Y yo, como niñera, no puedo controlar ni la ropa que tiene, ni los zapatos que tiene, ni el corte que se haga ni la comida que come. Solo puedo ofrecer alternativas (que afortunadamente por lo general son aceptadas) Soy solo un ayudante en la casa sin importar cuánto los quiera. Sé que voy de paso. Aún cuando nos amemos cómo familia y los niños me vean como una segunda mamá, es un cariño ganado y no inherente a la existencia del otro. Reitero, no son mis hijos. No significa que no los ame pero no son mis decisiones. Tampoco porqué los amo, me va a gustar todo lo que a ellos les gusta. Es muy fácil apuntar el dedo cuando no se tiene idea de lo que pasa detrás ni se da uno el tiempo de preguntar.
No soy madre. El día que lo sea, ya llevaré un poco de práctica. Dos años de terapia de familia con ellos no se me fueron en vano. El progreso ha sido enorme y veo un par de niños felices que se aparecen de repente. Cómo cualquier niña o niño han ido desarrollando su estilo y personalidad con el tiempo. Me alegra ser parte su crianza y aprender de ellos a la par. sé que todos los niños son distintos pero también he aprendido que su individualidad es maravillosa, me gusten las mismas cosas o no.


domingo, 5 de enero de 2020

Ensayo de la nomofobia


La dependencia a los teléfonos celulares como factor de deterioro en las capacidades cognitivas y psicosociales

     Por medio de este texto se pretende exponer la influencia negativa en el aspecto cognitivo y psicosocial del uso indiscriminado de los teléfonos celulares. Se intentará plantear una comparación entre la funcionalidad en sociedad de las personas previamente a la existencia de éstos y cómo el abuso y el consumismo han transformado su finalidad, minimizando su característica como herramienta de comunicación hasta transformarse en un factor dañino para nuestra vida cotidiana. Se hablará también de la llamada nomofobia y como esta crea una barrera de comunicación efectiva. Y se propondrán posibles alternativas para la estimulación de la memoria a largo plazo utilizando estas tecnologías a nuestro favor.
     No se puede negar que actualmente es imprescindible en la mayoría de los entornos contar con al menos uno de estos aparatos. Una vez conocidas sus ventajas, es difícil imaginarnos la mayoría de las situaciones sin acceso a ellos, aun cuando no se usen activamente, nos sorprende su ausencia. Ya sea por medidas de seguridad, trabajo o simplemente por interacciones sociales, su presencia es presupuesta.
     Habría que comparar la existencia de todas las actuales posibilidades de comunicación con las existentes a mitad del siglo pasado y principio del presente. El valor del tiempo, recursos y espacios se determinaba también por las interacciones. Ya sea un salón de clases donde presencialmente escuchamos la cátedra, una sala o el comedor en casa de la abuela, el entorno tenía mayor importancia para la entrega exitosa del mensaje. Formaba al individuo y se reforzaba el respeto y capacidad de escucha eficiente.
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Descripción generada automáticamenteLas generaciones más jóvenes, también conocidos como los “nativos digitales”, basan en algún punto de su desarrollo su entera personalidad alrededor de su teléfono y todo lo que éste contiene de su información personal. Son herramientas para la organización, recolección de datos, medio de investigación, entretenimiento, estatus y escudo mientras dure la batería. Las exigencias sociales que trae consigo estas características enfocan la atención de las personas de manera más pronunciada hacia la inmediatez de resultados y respuestas. Los medios digitales han roto la barrera del tiempo que físicamente tenemos disponible junto otras personas, transportándonos a otros sitios desde la palma de nuestras manos.
Según expone Amaro La rosa en su texto TELÉFONOS MÓVILES, COMUNICACIÓN E INTERACCIÓN:
…la manera en que los teléfonos móviles pasan a formar parte de la vida diaria de los adolescentes convirtiéndose en una suerte de detonadores del pensamiento social. A través de su uso los adolescentes construyen su identidad y aprenden a presentar su yo en la esfera pública. El uso de los móviles demanda el desarrollo de las propias competencias que los habilitan como individuos funcionales a su sociedad.”
Actualmente las herramientas dadas a los jóvenes implican una visión distinta a la de otras generaciones. La sobre exposición a la tecnología trae consigo pros y contras. Ante la posibilidad de borrar y reiniciar cualquier diálogo, la planeación de las conversaciones puede ayudar a predecir un resultado favorable. Brinda, hasta cierto punto, una sensación de seguridad. Sin embargo, esta ilusión de control falla al interactuar con la persona frente a frente. No existe ese lapso que nos permite rectificar nuestras palabras. En el mejor de los casos, nuestras experiencias previas con el interlocutor nos darán una idea de los posibles resultados. Por otro lado, la falta de convivencia en tiempo real disminuye la capacidad del individuo para identificar factores de tensión en las reacciones y respuestas aumentando la posibilidad de resultados desfavorables. Esto se debe a una falta de inteligencia emocional que se adquiere inevitablemente mediante la integración a la sociedad. La conciencia sobre un potencial fracaso genera aun más apego a la zona segura que es la mensajería instantánea.

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Ya sea por texto o un lenguaje predominantemente visual (emojis, filtros, stickers, gifs, etc.) estamos ya acostumbrados a esperar una respuesta, incluso a veces genérica y carente de sustancia. Las opiniones propias y las conversaciones profundas de autodescubrimiento no son tan frecuentes pues “se espera” que los mensajes sean rápidos y eficientes. Se ridiculiza el sentimentalismo y se promueve la falsa ilusión de activismo social y “filosofía barata” por una estela de breve reconocimiento. Así se expone en el estudio Intolerancia a la Incertidumbre y Nomofobia en adultos emergentes realizado por Claudio Marcelo Acosta como parte de su Tesis para la licenciatura en Psicología por parte de la UADE:
“… lo que Cushman denomina el “yo vacío” (en García-Montes et al, p. 69), pues al quedar atrás la época de los grupos de referencia preasignados, las pautas y códigos de conducta que servían como guía se vuelven escasos y contradictorios dificultando la construcción de una identidad personal (Bauman, 2004). A falta de las señales que brindaban las estructuras tradicionales el “yo vacío” demanda gran cantidad de información y dirección de los otros para guiar su comportamiento, de manera que las formas de identificación actuales requieren más que nunca de la ayuda de “otros significantes” –el otro generalizado de Mead (1993)– para construirse.”
Es por esto por lo que la constante validación por medio de las redes sociales y a la sensación de control de nuestras interacciones y tareas de la vida diaria se vuelve una necesidad para nuestra estabilidad mental, ocasionando incluso lo que se conoce como nomofobia. Quiroz, et al. (2015) describen a la adicción al uso del teléfono móvil, como la imposibilidad que un sujeto tiene para controlar o interrumpir su utilización.  Pese a que aun no forma parte de la literatura como diagnóstico oficial ya se han presentado propuestas para incluirse en el DSM-V (The Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), manual de diagnósticos oficial para la psicología y referencia para otras ciencias como la medicina.
Como toda adicción, la abstinencia puede provocar en las personas reacciones adversas como crisis de ansiedad, incertidumbre, depresión e incluso, en algunos casos, desatando episodios violentos que pueden poner en peligro a quien los padece o a otros. Por este motivo se recomienda el uso moderado tanto por salud física como mental y buscar alternativas como actividades que requieran una interacción directa con otros, principalmente para los más jóvenes.
También es importante considerar a aquéllos cuyo trabajo les obliga a depender de este tipo de aparatos de comunicación. Otra de las características de los teléfonos inteligentes es la inmediatez en la obtención de respuestas y la capacidad de almacenamiento de información. Pese a que es una ayuda enorme, tiene en su gloria su condena. Hemos perdido la capacidad de programar sin su asistencia la comprensión y retención de información.
Sería entonces necesario regresar al núcleo básico de la comunicación que es la convivencia presencial, activar nuestros cerebros con actividades que mantengan la estimulación de las conexiones neuronales e intentar dejar de lado la dependencia digital. Seamos conscientes de que un contacto más personal, aumenta la calidad del ser humano sensibiliza y concientiza sobre el dolor y necesidades de los demás. No podemos ignorar la falta que esto hace en la sociedad actual y si bien, los teléfonos son beneficiosos, una mayor carga ética y de valores puede guiarnos a una sociedad digitalizada y centrada en el bien común en lugar de egocentrista e ignorante del entorno.

Bibliografía:
·         Acosta, C. M. A. (2018, junio). Intolerancia a la Incertidumbre y Nomofobia en adultos emergentes. Recuperado 30 mayo, 2019, de https://repositorio.uade.edu.ar/xmlui/bitstream/handle/123456789/7414/Acosta%20Claudio-%20TIF.pdf?sequence=4&isAllowed=y
  
·         La Rosa, A. L. R. (2012, enero). TELÉFONOS MÓVILES, COMUNICACIÓN E INTERACCIÓN. Recuperado 30 mayo, 2019, de http://www.unife.edu.pe/pub/revpsicologia/avances2012/amarolarosa.pdf