martes, 17 de diciembre de 2013

De "chats" y otras cosas.

Es la una de la mañana y tengo mucho tiempo sin escribir. Creo que tal vez necesitaba algo de inspiración para ello. Muy probablemente mi mamá me diga que ya me acueste porque este teclado hace mucho ruido, pero utilizar la computadora de escritorio de mi casa me trae muchísimos recuerdos. Existe en aquí un montón de sensaciones y experiencias pasadas guardadas en cada uno de los cajones, muebles, puertas, cuartos y pasillos. No sólo crecí aquí sino que viví la mayor parte de mis temores y dulzuras dentro de ésta casa.
     Dentro de ese grupo al que pertenezco desde tiempos, literalmente, inmemorables para mi, recuerdo enamorarme constantemente. Tener una habilidad gigantesca para enamorarme y escribir a muchísimos extraños las cosas más cotidianas de mi vida y recibir lo mismo de ellos. De esas relaciones cibernéticas que terminan siendo el refugio y la vida misma de una persona solitaria creándole una realidad alterna. Antes yo era de las personas que vivían sus noches adentradas en algún chat anónimo con nombres falsos y una interminable cantidad de personalidades. Pero al final de todo, terminaba siendo yo. Recuerdo escabullirme a mi cuarto en cuanto mi papá se levantaba al baño como a eso de las 4 de la mañana y fingir estar dormida para que no me cacharan de que no me había dormido todavía. O simplemente pasarme lo más silenciosamente posible al sillón con el mismo fin.
      Desde ese entonces yo tengo la teoría de que, cuando escribes, es cuando verdaderamente dejas ver tu alma porque, aun cuando estés escribiendo mentiras, siempre tendrán éstas tu esencia. Por eso las relaciones "por escrito" y "a distancia" llegaron a funcionarme por tanto tiempo. Sólo cuando regresé a integrarme en el mundo real, con personas físicas, fue cuando lo dejé. Y fue también, cuando perdí mi habilidad de enamorarme. Soy una de las personas que están de acuerdo con Isabel Allende en cuanto a cómo enamorar a una mujer. Esta versa de la siguiente manera:
"Para las mujeres el mejor afrodisíaco son las palabras, el punto g está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo."
     Esto lo comprobé con la última persona de quien me enamoré. Esta persona me llama aun "poeta". Esta persona es una mujer. Y no lo calco nada más porque sí, sino porque he encontrado que en mí, el hecho de poseer cierta habilidad verbal recae en esta misma cita. En esa capacidad que tenemos algunas mujeres y hombres (aunque aun no me ha tocado conocer personalmente a alguno) de crear mundos paralelos de características enervantes o simplemente de vivir las cosas con una intensidad cósmica y tener la habilidad de expresarlo en una sola conversación carente de cotidianidad y a la vez tan natural como beber agua. Y aun cuando esta persona sí la conocí físicamente, eso es lo que más extraño de las relaciones, incluyendo las amistades simples y desinteresadas, de tipo cibernético: el habla infinita y sincera. Terminas enamorándote de un "completo desconocido" No tienes una sola prueba de que él o ella sean, para empezar, un "él" o una "ella". Es decir, ahora es un poco más fácil identificar a una persona que no es quien dice ser. Incluso google te da herramientas para encontrar imágenes similares a las del perfil de cierta persona o cosas así pero, ahora sí que "en mis tiempos" ¡Eso era imposible! Enamorarme de "lobato_chan" implicaba enamorarme de una imagen de perfil predeterminada y confiar en que ésta persona que sabía santo y seña de mis gustos y disgustos, no fuese a utilizar tal información en contra de la niña de trece, catorce o quince años que se encontraba de éste lado de la pantalla. En este caso, llevarse una decepción amorosa era tan fácil como que dicha persona dejara de conectarse. Irónica comparación la que elegí en el párrafo pues la primer persona de quien hablé en el mismo, también se me desapareció de la nada.

    Aun cuando la sinceridad de las personas en el ciberespacio sean tan relativas como las predicciones del horóscopo, a veces vale la pena arriesgarse a conocer a "ToySolito", hasta descubrir que se llama "César", es del DF y convertirlo en tu mayor confidente. En la persona que mejor conoce tu personalidad pues es raro el día que no platiquen desde los últimos 4 o 5 años.

   He de confesarles que tuve varias parejas virtuales y también muchísimos amigos por éste medio, de los cuales sólo conservo a 2 o 3. Sabes que ya se han transformado en amigos desde el momento en el que pides un consejo. Algunas veces pueden ser las personas indicadas para ésto, pese a que sólo tengan tu versión de las cosas ¡Y no porque te vayan a dar por tu lado, no! (Al menos de que tú seas tan tonto como para cultivar amistades de ese tipo). Sino, más bien, porque nada los detiene. No existen intereses egoístas de su parte en que tú arregles o no las cosas (en la mayoría de los casos).

   No es casualidad que toque este tema. Estoy nostálgica por las fechas, por el lugar, sí, pero también porque estoy leyendo un libro, La sumisa insumisa, que trata de una mujer de alrededor de 30 años que conoce a un AMO del BDSM vía chat y estoy en la parte en la que se "enamora" de verdad y mezcla la realidad virtual con la "realidad-realidad". Ya saben, la versión "posible" de Las cincuenta sombras de Grey. Cada que leo una página nueva, me saca una sonrisa del rostro. Me hace recordar cuánto he crecido desde que yo andaba en esos rumbos de "el chat" y descubriendo "gente nueva" y me lleva a la conclusión de siempre: Entré muy chica al chat. Aunque también existe una conclusión alterna: Enamorarse, a veces lleva tiempo y a veces no. Y el "quien", el "dónde" y el "cómo, a veces también, es lo de menos.


viernes, 8 de noviembre de 2013

El Balcón

Hola, les he traído en ésta ocasión un cuento corto que hice hace uno o dos años con motivo del día de muertos. Que si bien, no tiene nada que ver con el folclor de la fecha, sí lo tiene con el nombre de la misma.
Aquí lo tienen:

El balcón

    Estando sentada en la orilla de un balcón mis pensamientos variaban entre tu imagen y el qué tan lejos podría brincar del mismo. En si mi salto sería tan fuerte, como para quedarme enterrada en la barda alambrada del vecino. En esa fascinación entre tus besos y el beso de la muerte. El segundo piso parecía tan cercano que de seguro no iba a ser suficiente. No hay nada peor que un suicida frustrado. No hay nada más patético que "sólo intentar".  Podría hacerme amante de la muerte del modo más bajo y estúpido. Tendría dos amantes maravillosas, tú, y ella.

     Sobre mi rostro sólo había sonrisas. La paradoja entre la felicidad de saber que me amas y el cómo podría ya morir en paz estando segura de eso. Era tan fácil y no tenía miedo. Podía haber saltado pero no habría una razón suficientemente fuerte para hacerlo si tu ya estas a mi lado aunque estés lejos. No tenía razón para renunciar a la vida más sin embargo, ya estaba redactando el mensaje que te daría despedida en mi celular aunque fuese  solo en mi mente. Ese mensaje era, a ti. Solo a ti. Esa muerte sería para ti.

     También he de presumirte que el paisaje era hermoso. Tomé algunas fotografías y me detuve a ver el fondo de pantalla en el que podía contemplar tu imagen. La tentación de bajar un pie seguía latente. ¿Qué se sentirá ese tango con la muerte? ¿Podrían mis pies seguir tal sinfonía? Sin embargo permanecía inmóvil, escuchando música, sintiendo el viento y viendo a la gente pasar. Siempre sonriendo ante la ironía de lo que soy hoy para ti. Siempre agradeciendo lo que soy hoy para ti y pensando, no en un futuro, si no en un presente en otra dimensión. Imaginando las distintas posibilidades: enterrada en el pico de la cochera, dislocado mi cuello sobre el pasto, los llantos de mi prima adolescente, mis abuelos desconcertados. Y yo, yo reía. Reía ante la ironía de mis pensamientos. Reía porque entre eso estaban tus palabras, tus “te quiero”, tus  “mi niña”, tus “te amo”. Y reía porque te amo.

      Solo alguien como yo podría amarte pensando en tirarse por un balcón. Estar contigo es como estar sentada a la orilla de un balcón, solo que menos tranquilo. Es hermoso, ilógico y muy, muy peligroso. Ya podía sentir esos labios mortíferos sobre mi rosada boca. Ya podía sentir esa lengua penetrar hasta mi garganta, ahorcando mi tráquea desde dentro. Ahogando mis sentidos en el más profundo beso. Ese beso que no es terrenal y lo comparé con tu boca. Esa boca que no se sabe si es de cielo o de infierno.

       Tal vez es esa adrenalina de jugar con mi vida lo que me mantiene unida a ti. Ese saber que en cualquier momento podría desaparecer de esta tierra en manos de tus enemigos. Ese imaginar cómo me llevan de tu lado y tú sufriendo, gritando, defendiéndome con todas tus fuerzas. Defendiéndome a costa de tu propia vida. Sabiendo que si saltaba llorarías por mí porque me amas.

      Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la llegada de mi hermano. Era momento de bajar e irme a mi propia casa. Dejar ese balcón atrás y llevarme conmigo mi música, mis retorcidos pensamientos y mi sonrisa. Sin embargo algo faltaba. Faltaba ese acto definitivo que me permitiera acabar con el devenir de tu recuerdo. Aquél que dejaría por siempre saber la verdad y cortar los sentimientos fluctuantes entre el gozo y el olvido, entre el plaser y el poder. Así que te envié el mensaje. Ese texto que contenía la última de mis verdades y que sólo tú conocerías en el momento oportuno. El beso que ya jamás te daré. Las letras que jamás pronuncié pero que se traducían en ese salto desde aquél balcón. El adios de un artista. El adios de mi amor.

Nohemi Estefanía Burrola Monárrez

martes, 15 de octubre de 2013

El encuentro

A veces, me pregunto qué prefieres, si la dulzura que llevo dentro o aquélla en quien juego transformarme al estar contigo. No puedo esperar más el momento de volver a tenerte entre mis labios aprisionada. Sentir tu sexo cálido y agridulce moverse, palpitante, frente a mi boca. La musa proveniente de mis ayeres. Mi fantasía animada de paso firme. No quiero dejar pasar esa noche soñada y jamás dejaré tus ojos alejarse de mi cuerpo. Jamás borrarás la sonrisa de tenerte a mi lado y él, para mí, será sólo un tercero. Y el otro, por ese día, se separará de mi credo.
Éste juego a veces se tornó rutinario, otras, rompía la rutina. Hoy rompe mi sueño, antes, rompía mi llanto. Las ropas, adorno momentáneo previo al análisis de nuestras formas, son tan esenciales como el lecho que nos resguardare. A final de cuentas, son prescindibles al momento de adorarnos.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Libros

Como no tengo nada que escribir, les dejo éstos libros. Con el tiempo iré compartiéndoles más libros =) Libros en Dropbox pdf

jueves, 12 de septiembre de 2013

Ámame dos vidas

Ámame dos veces
Pero ámame de veras
Ámame éste día
Que tal vez mañana no estaré

Ámame como al tiempo
Que se disipa en la nada
Ámame dentro de lo vivo
Y en la muerte, olvídame otra vez.

Juega a amarme si quieres
Entra en el papel de rey
Sé mi pieza más inútil,
Seré tu reina ésta vez.

Si éste amor habías dejado,
Si el pasado crece éstos días,
Si el miedo envuelve tu vida,
Ámame ésta vez.

Tal vez mañana no regrese.
Tal vez no nos volvamos a ver.
¡Pero ámame con locura!
¡Transfórmame en parte de tu ser!

Es posible que me quede,
no te miento al pedírtelo.
Si me amas fuertemente,
te prometo no te olvido.

Pero ámame dos vidas
o ámame una entera
Ámame hasta que duela
Sabes, vale la pena.

domingo, 18 de agosto de 2013

¡Andaba de vacaciones!

   ¡Tanto tiempo tenía sin entrar que hasta el blog me pidió contraseña! No había escrito porque andaba de vacaciones, pero ya regresé. Sé que no tenemos muchos lectores pero la constancia es clave. Mi amiga  les dejó un poema muy interesante, alcancé a leerlo desde el celular cuando lo subió. Espero les haya gustado.  Por mi parte vengo a compartirles mis noticias y mi pensamiento acerca de ello.
   A principio del semestre pasado comencé a trabajar, como se habrán dado cuenta en uno de los primeros blogs, "¿Closet laboral?" y cuando me despidieron de dónde estaba trabajando, conseguí trabajo como Instructora Asistente Electoral para las elecciones estatales 2013. Es un trabajo muy pesado que requiere tiempo, dinero, esfuerzo, responsabilidad y mucha fortaleza. No creo haber escrito de ello en otro momento. Tal vez porque no tenía la entereza para lograrlo en ese entonces. Todo el estrés, la presión y las emociones me hubieran hecho hablar mal de ello y no gusto de parecer quejosa ni de desanimar a los otros a tomar trabajos importantes. Sin embargo aprendí mucho durante este proceso electoral, tanto de mi como de la vida misma.

  Gracias a Dios, toda mi vida la he tenido fácil. A mis 20 años, lo más normal es que me mantengan mis papás, salga de fiesta, estudie y me preocupe por mi futuro. Batallé con mi casa de estudiante, lavé la ropa cada tanto, corría llorando como la nena que soy a casa de mis familiares cuando no tenía nada que hacer y que me dieran comida... bueno eso último no creo que sea tan común. Sin embargo, todas las vidas son distintas y la verdad es que no hay nada "normal" en la vida de nadie, sino es el respirar. Pero ¿Que pasa cuando todo ésto no es posible y ya hay un niño o una niña en tu vida desde hace dos años? ¿Qué pasa si tienes una enfermedad y no tienes el dinero para comprar comida, y mucho menos medicamento? ¿Qué pasa si tienes un hijo de 5 años muy enfermo, teniendo tú 34 años y no sabiendo leer ni escribir? ¿Qué pasa si tu único ingreso para mantener a tu familia de 5 personas es lo que saques de vender latas y cosas en un "tendido" los fines de semana? ¿Qué pasa si eres una anciana sola con una sola pierna y, a duras penas, comida en la despensa? ¿Qué pasa entonces?

   En todo ese tiempo, en esos largos 5 meses que trabajé con el Instituto Estatal Electoral, rompí una venda que tenía en mis ojos, a través de la cual veía la pobreza como algo que pasaba en un pasado, en una historia, en una novela o en un documental. Para mi, la pobreza era batallar por una colegiatura en un colegio privado, tener un fregadero sostenido con dos varillas, unos padres divorciados y la casa un poco sucia; pero ya estando allí, en una colonia, que si lo ves bien no es tan pobre, he de admitir que en ocasiones lloré por lo que vi. Salía de una casa, me perdía de su vista e inmediatamente tomaba el celular para decirle a mi mamá, con sorpresa, que la gente no tenía que comer, que las casas hechas para 4 personas, eran habitadas por 10 ¡Tantas cosas!

   Aprendí que hay gente dura con un corazón herido pero abierto a amar. Que incluso en la pobreza, un vaso de agua no se le niega a nadie. Que la gente puede ser muy grosera y agresiva con quien no conoce. Que el que quiere progresar, puede hacerlo, pero el que no, ni aunque le regales las cosas. Que las personas quisieran ayudar pero sus energías, debido al trabajo, no alcanzan. Aprendí a no ser tan confiada. Aprendí a no ser tan miedosa. Reafirmé mi teoría de que si eres amable, puedes alegrarle a cualquiera (que se de el momento de oírte) el rato. Que una sonrisa y la seguridad con la que ofreces las cosas, hace una enorme diferencia. Aprendí que tu sueldo se te puede ir en coca-cola, gasolina y cigarros, junto con tu salud. Aprendí lo que es pagar los gastos de la casa, limpiar, comer sola, respetar un horario de trabajo, apoyar a la familia. Aprendí que para mi hermano, ya no soy una niña y está intentando confiar en mi. Aprendí a no dar excusas y trabajar honestamente. Aprendí a pagar mis deudas. Aprendí a no hacer esperar a las personas. A no perder papeles, aunque no parezcan importantes, porque los puedes necesitar.

   Muchas veces habrás escuchado que la vida no es sencilla. No vengo aquí a hablarles de eso. Vengo más bien a digerir y poner sobre la mesa, en parte para mi misma, lo que pude ir viviendo durante ese proyecto que elaboré y sobrepasé este tiempo, porque, si uno no se pone a pensar en las cosas que va viviendo, tarda más en aprender algo de ellas y ser mejor persona. Ahora tengo otro proyecto a corto plazo, pues así es como me gusta llamarle a cada cosa que empiezo y que sé que llevará un buen rato. Sólo que eso se los contaré en otro blog cuando surja la oportunidad.

   Tal vez hubiera podido extender ésto más, sin embargo voy a dejarlo aquí. Ahora que ya entré a clases voy a estar publicando más seguido. Tengo también algunos textos de autores colaboradores que no he tenido tiempo de revisar ni publicar. En la semana se los presentaré. En fin, ¡Que tengan una muy hermosa semana! =D

miércoles, 24 de julio de 2013

Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada.

Es increíble como es que la gente no entiende lo que causan sus palabras. O mejor dicho, es increíble lo poco que le importa a las personas cuánto dañan con la manera de dirigirse a los demás.

Nada más y nada menos el día de hoy tuve que actuar a merced de alguien más sin rechistar. Pese a que fuimos a hacernos unos análisis de sangre para descartar la diabetes, desde el primer momento que me levantó, comenzaron los gritos, las negativas y los insultos. Decidí actuar rápido, preciso y sin hablar más de lo necesario para que no se enojara más el individuo en cuestión. Más tarde, luego de venir cansada y casi desmayándome porque me sacaron sangre dos veces, los gritos y las órdenes impartidas de mala manera no menguaron. Cuando al fin pude terminar con las tareas asignadas, acomodé todo para leer y dormir un rato, cosa con la cual me gané un "cómo eres huevona". Y todavía me manda a hacer mil cosas, gritándome feo y demás. Ustedes dirán "¿Y tú para qué haces caso? ¿Para qué te dejas?", si bueno, no es como si pudieras decirle que no a ella sin que se arme un lío. Mejor simplemente te alejas y ya.

lunes, 8 de julio de 2013

Despertares del alma en el 2013

Durante los últimos años he estado haciendo muchas cosas "porque se me hizo fácil". Me gustaría decir que no sabía que pasaría lo que como consecuencias ocurría luego de ello, pero lo sabía. O al menos lo podía haber intuído en cierto grado. Se supone que para eso es la adolescencia; para regarla y aprender de ello. Sin embargo, para poder utilizar esa escusa tendría que admitir que mi adolescencia llegó a mi demasiado tarde; que mi niñez se ha alargado y entremezclado con el inicio de mi etapa adulta y así sucesivamente.
No necesitas que pasen 29 años para darte cuenta de las consecuencias de tus desiciones.

sábado, 6 de julio de 2013

Amores más freudianos que platónicos.



Hace tiempo te saque de mis fantasías personales,

Esas que me inspiran buen humor cuando mi día está aburrido,

Mas desterrarte de mi mente, eso sí, no he podido.



Sigues ocultándote en mi subconsciente,

De donde no tengo autoridad de echarte.

Sigues de cuando en cuando por mis sueños,

Sin que yo te llame, apareciéndote.



¿Qué quieres de mí, verdaderamente?

Si no eres mío hoy, ni mañana, ni el mes que viene,

¿Qué haces todavía rondando entre mis neuronas?



Mas hay un lado masoquista en mí que,

Sin embargo, no quiere que te vayas.

Y he de confesar que, claro,

Tenerte en mis sueños es un consuelo muy grato, pero...



...al salir el sol, se diluye tu figura, tu aroma,

Tu sonrisa picaresca, todo eso que de ti me gusta;

Caigo de nuevo en cuenta que no estás para mí, que ajeno vagas.



Vuelve esa frustración, ese querer destrozarte,

Y con cada golpe, la vida arrebatarte.

¿Pues no es acaso afrenta en mi producir tanta tentación,

Para luego ser tan, a fin de cuentas, insatisfactorio?



¿Por qué no te das cuenta del crimen que cometes?

Si no eres mío hoy, ni mañana, ni nunca,

Empieza por salir de mi cabeza y deja de propiciar -por favor- con tu sabido atractivo,

Que mi mente te archive en la carpeta “Documentos freudiano-reprimidos”.

Lloro

¿Por qué he de llorar en cualquier momento? Sin razón, sin esperarlo ¿Porqué de pronto me encuentro tan sola? ¿Por qué de pronto nada existe fuera de lo que me toca hacer? Ignoro lo que me rodea, no me fijo en la vida y no me fijo en la muerte.
¡Sólo quiero terminar con todo!

Sólo quiero volver a ser normal

Vivo sola para que nadie me grite, para que nadie me insulte, para que nadie me mande. Vivo sola para poder descansar, para poder comer, para poder escribir, para poder cantar...
Pero mi abuela tiene razón; con el tiempo las ganas de cantar desaparecen. La gente cambia, los corazones se endurecen... La gente crece.

Lloro. Lloro por todo aquéllo por lo que nunca lloré. Lloro para recordar cuando lloraba sin importarme ser fuerte. Lloro sin ser valiente, sino sintiéndome derrotada y aun así, no dejo de pelear. Es sólo que.. ¡Me siento tan sola! ¡Sola con mis situaciones, mis sentimientos! Sola sin un amigo a mi lado, sola sin mis hermanos.

No quiero complacer a nadie, quiero que me respeten. Que respeten mi ritmo de crecimiento, mis decisiones, mis límites. Sería muy fácil romper los suyos pero jamás se lo recordaría. Jamás lo lastimaría así me tuviera contra la pared como lo ha hecho tantas veces. Me ha hecho llorar toda la vida. No entiendo porqué tiene que ser tan brusco. Si tan sólo me pudiera escuchar. Si tan solo me quisiera leer ¡Si tan solo quisiera entender!

sábado, 22 de junio de 2013

Mi “Erase una vez…”

    Erase una vez un día cualquiera. De esos llenos de melancolía en los que, como persona “grande” el mundo te queda demasiado chico y deseas escapar. La rutina me estaba lastimando y mis ojos lo reflejaban. El ir y venir constante de un sitio al otro, a veces, en un automóvil diferente, me puso de mal humor. Entré a la casa con un olor a cigarro que a mis abuelos ha de avergonzar pero los saludé con la sonrisa más grande que pude hallar. Una sonrisa que me protegía de las calamidades que trae consigo la debilidad. Me dirigí hacia la habitación y al salirme de su vista, la sonrisa desapareció y me sentí hastiada de la existencia.
    Como ha sido mi costumbre, al entrar en aquél cuarto, cerré tras de mí la puerta y me tumbé sobre la cama con la luz prendida y con mi siempre compañera, Chichina Elizabeth, mi bebé inanimada. Esa muñeca que ha pasado tantos años como yo en esta tierra y que a nadie más que a mí le gusta por su apariencia un tanto tétrica por el maltrato. Y la abracé. La abracé tan fuerte que de mis ojos salieron unas lágrimas. Me encontraba tan cansada y tan lejos de un hogar. Todo empezó a ser diferente y el enojo que tenía se convirtió en tristeza.
Esa muñeca que tantas cosas ha vivido a mi lado, qué siempre portaba un vestidito rosa, antes mío, hasta ella era diferente. Las innumerables costuras estaban a punto de romperse asustando a mi corazón por miedo a que mi compañera quedara incompleta. Sus brazos disparejos por los remiendos son tan delicados, su cuello gira por el arreglo de alambres que mi madre efectuó. Sus ojos tristes y nublados por accidentes durante mis juegos, la falta de pestañas. Esos ojitos redondos y azules, me miraban. Yo la abrazaba con tanta fuerza que la sentía, como siempre real y le decía: mi niña, mi bebé. Me siento tan sola.
      Y lloré, lloré hasta  caer dormida con ella entre mis brazos. Ya no tenía su vestido rosa. Ya no había en ella cabello rubio y rizado. Sus dibujadas facciones a base de pincel, pues es ensamblada a mano (eso supongo ya que está firmada), habían desaparecido y ella no era la única que había cambiado. Yo también, antes de ser grande, fui más bonita. Mi espalda no dolía, mis ojos eran azules, como los de mi muñeca, mi cabello resplandecía con el más puro color oro cayendo en caireles tras mis hombros y mi cuerpo era pequeño, dulce y frágil como mi voz. Y ella estuvo ahí.
      Cuando desperté por el frío de la noche seguía entre mis brazos. Besé su frente y comencé a platicar. De esas pláticas monologo que solemos tener cuando niños haciendo las correspondientes pausas para “esperar una respuesta”. Por un momento, me sentí como en casa. Por un momento la tristeza desapareció y esa sonrisa fingida de horas antes, fue más sincera que irreal. Estaba ahora con mi mejor amiga, con mi mejor compañera. Le estaba platicando mis penas, mis alegrías y meciéndola entre mis brazos como, tal vez, hacen las mamás. Llené de besos su frente como cuando pequeña y le pedía constantemente no me respondiese pues no quería tener que deshacerme de ella por miedo, no quisiera nunca temerle.
      Se hizo tarde y apagué la luz. Estando metida entre las cobijas, decidí retomar el sueño y ella estuvo ahí. Durmió entre mis brazos como en innumerables ocasiones y fui feliz. No sé de qué trataron mis sueños, no sé si dormí tapada o no, pero a la mañana siguiente, aunque aun un poco triste por razones circunstanciales, sentí el “calor” de su abrazo en mi lado izquierdo y en mí hallé la certeza de que no debía estar en ningún otro lugar.

lunes, 10 de junio de 2013

El texto que dio nombre al blog: "El Baúl"

¡Hola!
   A continuación les dejo ésta pequeña obra de teatro que escribí en el 2010, por la cual, elegí el nombre del blog. Espero la disfruten.




"El baúl"
(Por Estefanía Burrola)

Personajes:
Denisse (Niña)
Atenas (Maniquí  1) 
General García (Maniquí 2)
Bella (Maniquí 3)

   Escenario oscuro. Tres maniquíes están ubicados en media luna al fondo del escenario. Al frente, centro se encuentra un baúl cerrado de espaldas al público con una luz adentro o una lámpara a un lado. Música de fondo como de casa de muñecas. Desde un lado del público entra una niña jugando con una pelota, es Denisse. Se oye una voz. Denisse no la oye.

Atenas-  (Sin moverse desde el escenario) Las cosas más maravillosas suceden en los lugares más simples.  Sin embargo no hay que meterse con lo desconocido.
(Incidentalmente la pelota sube al escenario. El maniquí más cercano lo agarra y lo esconde en el baúl.)

Denisse-¡Ay no! ¡Tenía que meterse al ático! (Entra cautelosa al escenario buscando el balón. Toca las paredes en busca de un  interruptor de luz y solo encuentra una lámpara a un lado del baúl. Cuando voltea se sorprende con los maniquíes. Ríe. Voltea buscando el balón con la mirada.) Me pregunto dónde estará. (Voltea al baúl) ¿Qué es esto? (Abre el baúl) ¡WOW! ¡Cuántas cosas! (Inspecciona, se prueba lo que encuentra, juega. Saca un saco que hace juego con lo que trae el General García. Se levanta dirigiéndose a éste)

Atenas-Cuidado con lo que deseas, Denisse.

(Denisse busca la fuente de la voz con la mirada, no la haya, no le toma importancia. inspecciona al general. Le pone el saco y ríe divertida)

Denisse- (con sorpresa) Pareces un soldado...Te pondré nombre (pausa) ¿Qué te parece Carlos? No, no te queda. Mejor: ¡General García! ¡Si ese!  (Denisse se emociona  ¡Y qué nosotros nos vamos a casar! (Pausa. Le acomoda el saco. Continúa) Usted está perdidamente enamorado de mí pero yo… (Dramática) ¡Amo a alguien más! (el General agacha la mirada. Denisse no lo nota y rie Da la espalda al maniquí, éste baja la cabeza. Se oyen campanas y tras ellas la voz de Atenas)

Atenas- Que así sea.

(Se detiene y busca con la mirada. Al no hallar nada sigue buscando cosas en el baúl. Se prueba unas cuantas cosas más y escoge una mascada y unos lentes para Bella.  Denisse se acerca a Bella emocionada. La inspecciona.)

Denisse-(a Bella) Oh la lá! Pero que bella eres! Así te llamaré: Bella. Eres una modista neoyorquina que viene a diseñarme mi vestido de bodas. Pero al llegar te enamoras a primera vista de mi general. (Se muestra dramática y ríe divertida)

Atenas-(desde su posición) Así será.

Denisse- (se detiene en escena. Muestra preocupación.) Ok, eso fue raro. (Se estremece)¿Dónde estará mi pelota? (Busca sin éxito) Quisiera ser maga o algo… Así la hallaría más pronto. Hablando de magas (dirige la mirada a Atenas y se acerca a Bella) Ella parece una. ¿O tu qué piensas, Bella? (Se recarga sobre el hombro del maniquí.)

Bella- (re dirigiendo unicamente su rostro hacia el otro maniquí) Yo diría que sí. Pero ese color no le favorece, le queda mejor el morado. 

Denisse- Bueno es cierto pero... (Se da cuenta que el maniquí habló y exaltada se hace hacia atrás. Resbala ante los pies del general. Bella y El General cobran vida completamente)

(Al ver al General, Bella se queda atónita como si nunca hubiera visto algo más maravilloso. El general levanta a Denisse quién tiene cara de pánico)

General- Cuidado, amor, la boda está muy cerca y no quiero que te lastimes.

Bella- (Petulante) Tiene razón. (Sacude a Bella) No puedo permitir que una novia coja me arruine uno de mis diseños. (Suelta a denisse y la aparta. Coqueta, se dirige al general y camina alrededor de él) ¿Pero quién es el afortunado? ¿Acaso éste galán se nos casa?

General- (Se zafa de Bella y toma por los hombros a Denisse. Se aclara la garganta) Efectivamente. Nuestro sueño hecho realidad ¿verdad cariño?

(Denisse se aparta del general y tras ella siente a Atenas quién había estado observando la escena. Atenas chasquea los dedos con lo que el General y Bella se congelan)

Atenas- Te lo dije. Ten cuidado con lo que deseas.

Denisse- ¿Qué está pasando? ¿Quién eres?

Atenas- Soy Atenas, quién controla la magia del lugar. ¿No era eso lo que querías? ¿El capitán García de ti enamorado? ¿Tu modista Neoyorquina?

Denisse-Pues en ralidad no ¡Solo estaba jugando!

Atenas- Yo te lo advertí y tu no me escuchaste.

(Atenas chasquea los dedos y se descongelan  Bella y el General)


General- ¿Te sientes bien?

Denisse- (Impulsiva y desesperada por no saber que hacer) ¡¿Qué no ves que no te amo?! (Atónita por sus palabras se cubre la boca) ¡NO! ¡No quise decir eso! (confundida) ¡Bueno si! Es que soy muy chica y además… este… (Desesperada) ¡aaahhh! ¡Solo eres un maniquí!

(Bella y el general  se muestran muy ofendidos mientras Atenas Observa solamente. Parece que solo Denisse la nota en escena)

Bella- ¡¿Cómo te atreves?! (Muy enojada abraza al general quien está en shock por las palabras de Denisse, consolándolo) ¿Cómo puedes estar con este tipo de ser tan insensible? ¿Cómo puedes estar con alguien que no te cree capaz de amar? Si yo fuera ella nunca te lastimaría No te conozco pero ya te amo.

General- Señorita usted está malinterpretando las cosas...

Bella-  ¿Malinterpretando? No creo poder malinterpretar este sentimiento. (Se acerca  debilitando la voz. Continua con voz seductora acercándose demasiado al general) Mis deseos. (El general se muestra nervioso y se queda sin saber qué hacer.  Bella se acerca a su cara y lo besa)
(Después de un momento el general se separa de sus labios se acomoda el traje)

General- (Con voz firme) Le agradecería que no volviese a hacer eso, señorita. Disculpe pero tiene que entender que la única mujer para mi es Denisse. Maniquí o no. (Toma la mano de Denisse. Con tono de voz triste) Aunque ella no me ame. (Le besa la mano y Bella hace que la suelte. Comienza a jalonear a Denisse, quien trata de zafarse y correr tras el baúl.)

Denisse- ¡Basta!

Atenas- (Se ríe a carcajadas. Chasquea los dedos y de nuevo los maniquíes se congelan…) ¿Algún problema cariño?

Denisse- Debe de haber una forma de parar todo esto. 

Atenas- El baúl.


(Denisse corre a escarbar en el baúl mientras Atenas descongela Bella y al General. Estos la toman por sorpresa)


General- ¡No me dejes! (Intenta detener a Denisse pero Bella se interpone.)

Bella- (A Denisse, gritando) ¡Lárgate!


(Denisse encuentra su balón y sale corriendo fuera del escenario dejando caer la tapa del baúl. Al cerrarse este los Maniquíes se quedan estáticos. Se escucha su llanto ya fuera del escenario. Se escucha Atenas)

Atenas- Tus palabras pueden ser muy peligrosas si no las escoges con cuidado.  No subestimes el poder de lo que no conoces.

(Se cierra el telón)

Fin

domingo, 2 de junio de 2013

Frente a la audiencia

 Hablar en público no es cosa del otro mundo. De hecho cualquiera lo puede hacer, pero no es fácil. Muchos tienen las habilidades suficientes para poderse parar enfrente de las personas y decir cuanta cosa venga a la me mente desde pequeños. Lamentablemente con el tiempo éstas pueden perderse a medida que crecen por el miedo al ridículo. Otros desde la misma edad comienzan a batallar para cumplir los deseos de los adultos que quieren ver todas y cada una de sus “gracias” de corridito y se esconden atrás de la mamá o el papá. Aquí es donde aplica la frase de Albert Einstein, “Todos son genios pero si juzgas un pez por si habilidad para trepar árboles, va a pasar toda su vida creyendo que es estúpido”.

   Cuando no se le facilita a una persona pararse frente a un grupo y exponer se le dan consejos para ir a hacerlo, pero muchos de estos sólo son consejos para no sucumbir ante los nervios y no para mantener la atención. Enlistaré las más comunes.
  • Imaginarse a los demás desnudos- Esto se ve mucho en la televisión estadounidense. Una vez que se pronuncia es muy difícil no hacerlo, lo cual puede ponerte incluso más nervioso por estarlo evitando o por hacerlo consciente o inconscientemente. Puede provocar incomodidad o una risa incontenible y por ende, no dejarte exponer tu tema.
  • Mirar a un punto fijo en la pared- Cuando uno no está recibiendo atención es muy obvio y sí como público no sientes que te están hablando a ti, jamás vas a poder concentrarte plácidamente en el tema. Incluso se puede decir que el espectador ansía ser visto directamente al menos una vez durante toda la exposición.
  • Tú llega y habla de lo que se te ocurra- Aun cuando se tenga un dominio amplio del tema, no es recomendable hacer esto. La razón es que hablar sin tener un discurso previamente preparado, o al menos las ideas principales de éste bien definidas, lleva al expositor a divagar y generalizar demasiado. Esto deja al oyente con información que no necesita y muy probablemente una atención dispersa.
   Todos estos consejos, si bien pueden llegar a servirle a una persona, no son muy recomendables. Es mejor siempre prepararse con toda la antelación posible, o en caso de que sea necesaria la improvisación, tener la consciencia que no es más que una conversación con más de una persona. La confianza es entonces la base de hablarles a los demás acerca de lo que sea. Si no se tiene se crea.

¿Cómo puedes crearte una confianza?

   Existen muchas técnicas; desde mantras hasta complicados rituales personales antes de cualquier exposición. Una llamada de teléfono, ejercicios de respiración, música… La verdad es que casi nadie entra con toda la seguridad a impartir un monólogo ¡Mucho menos a hacer que éste entre en las mentes de las personas! Por mucho que sepas qué es lo que se tiene que hacer siempre existe ese miedo a equivocarse, la clave está en no demostrarlo y evitarlo a toda costa.

   Es importante estar seguro de lo que se va a hablar. Sí se tiene la posibilidad de preparar el o los temas, hay que aprovechar. Es conveniente incluso, investigar más allá de lo que se va a decir para poder cubrir la mayoría de las dudas que surjan a partir de la exposición o simplemente para traer ejemplos que ayuden a dejar más clara cualquiera de éstas. Uno no sabe qué cosas pueden preguntarle, en caso de que se abra un espacio para hacerlo.  Además, se supone que quien expone intenta transmitir un conocimiento, mensaje o un hecho ¿Qué mejor que éste llegue claro al receptor?

   Si tu miedo está en que se te olviden las cosas al momento de estar parado frente a las demás personas anota lo que vas a decir, pero no todo el discurso, sólo palabras clave.  Leer  un discurso nunca traerá el mismo impacto que decirlo con naturalidad. Al principio todo el mundo habla en un tono de voz monótono, casi programado, pero con el tiempo el habla se va haciendo más fluida y con esto la capacidad de recordar lo que se tiene que decir ¿Por qué? Porque cuando te haces a la idea de que el tema es tuyo, la naturalidad con la cual hablas de él, más que aleccionadora, será casi pasional y cuando esto se logra, el receptor se da cuenta y acepta la información de mejor manera.

   Teniendo la información en orden, lo que sigue es la forma de transmitirla. Es importante definir qué se quiere transmitir y a quiénes queremos que llegue el mensaje. Todo es importante, desde el enfoque hasta la imagen ¡No podemos llegar a dar una conferencia acerca de superación personal con la playera rota, los converses sucios, el cabello revuelto y los pantalones deslavados! Es decir, a menos de que ésta vestimenta tenga un propósito.
   
   Tener definido el tipo de público hacia el cual va dirigido el mensaje es muy importante pues de ahí deriva el lenguaje que se va a utilizar, el enfoque se que le dará al tema, que cosas se pueden mencionar y cual es no, cual es la situación general del mismo y muchos otros factores similares. Eso es porque no podemos llegar a una secundaria y hablarles con términos científicos pretendiendo que asimilen y se interesen por la información dada. También es esto importante si se pretende tocar los corazones y mente de las personas pues no es lo mismo hablarle de maternidad en adolescentes a madres de adolescentes que a las adolescentes mismas.

   También se mencionaba la imagen como factor importante. Cuando vemos a una persona por primera vez, tardamos alrededor de 7 y 10 segundos en formarnos una impresión que definirá la aceptación o rechazo a la misma a menos de que con el tiempo o alguna acción, ésta cambie. Si bien no siempre andaremos con traje sastre o vestido largo, es recomendable vestir de una manera que sea agradable a la vista, estar aseado y no desaliñado. Esto crea una imagen de frescura y permite al espectador confiar más en la capacidad del expositor.
   
   Teniendo cubierto este aspecto vamos a lo que sigue: La presencia en el escenario, sea cual sea. No cualquiera puede hacerse dueño de su escenario y dominarlo. Muchos prefieren dar su clase, plática o exposición desde un atril y no está mal si se tiene material de apoyo con más dinamismo que uno.

   Parte de ésta presencia tiene mucho que ver con la posición y la proyección y entonación de la voz. Si no se cuenta con un micrófono, es necesario poner la potencia suficiente para que al fondo de la habitación se escuche fuerte y claro lo que se está diciendo sin forzar la garganta. Y algunos podrían pensar que con micrófono éste manejo no es necesario pero se equivocan. Teniendo micrófono hay que saber manejarlo para que los gritos no aturdan y los susurros se comprendan. Es recomendable hacer ejercicios de dicción pues la pronunciación correcta de las palabras da más facilidad a la transmisión de un mensaje. Siempre con una sonrisa. Siempre con cara de seguridad.


   Para quienes tienen más experiencia ya en éste ámbito lo que sigue está en lograr una interacción con el público. Aquí sí entra lo difícil en el tema pues se tiene que lograr un dominio de la situación constante sin que ésta pierda la intensidad. Es muy importante identificar desde el principio quienes estarán dispuestos a cooperar y quienes sólo traerán problemas. Y en caso de que nadie participe, tener un plan para incentivarlos o para continuar el discurso de manera personal.


   Cuando el discurso ha terminado y comienzan a aparecer las preguntas es importante no olvidar lo siguiente:
  • Escuchar es la base del crecimiento. Algunas veces podrán existir críticas fuertes. Otras no  las habrá. Pero si nosotros pedimos ser escuchados,  escuchar será lo correspondiente.
  • Nunca responder con mentiras. Es detectable y poco ético cuando uno intenta responder una pregunta cuya respuesta desconoce. Lo mejor es ser sincero y admitir que, como humanos, no lo sabemos todo.
  • Ser amable es una regla de convivencia básica. Si la respuesta a la pregunta ya ha sido mencionada se indica, se aclara la duda y no se le da rodeos dando oportunidad a que nuevas preguntas sean formuladas.
  • Agradecer la participación de los oyentes.
   Al final de cuentas estamos tratando con humanos. Nosotros hemos estado en el papel de oyentes y sabemos lo agradable que es cuando nos sentimos bienvenidos. El público siempre será importante para el expositor, sin ellos nunca existiría como tal. Agradecer su atención siempre es vital pues deja una buena impresión y hace más humana la relación. En realidad no es tan difícil hablar en público, sólo requiere de práctica. El que expone debe saber de qué habla, estar consciente de su capacidad y sobre todo darle la importancia y respeto que  merece la situación. Las técnicas para preparar un discurso son muy útiles, pero todo esto culmina siempre en que es una convivencia real en la cual uno resulta ser el líder si se lleva a cabo correctamente.

viernes, 24 de mayo de 2013

Un divagar del alma.



Horas son, las que paso aquí sentada. ¿Mi ocupación? Mirar jardines a través de las ventanas, perderme inevitablemente con fantasías que en el verde nacen, se expanden y me envuelven. Mi mente vaga de rama en rama y se vuelve una con la luz que se filtra entre las hojas, pero yo… sigo vacía. Al volver la vista el frente, regreso de mi viaje alegre sintiéndome una barca frágil y pequeña que flota totalmente a la deriva. Y de nuevo recuerdo que las presiones del mundo, la diaria vida y la rutina ignoran de mis patéticos miedos personales y así, continúan moviéndome a voluntad. Intento mantener la dirección, pero la vela débil de mi resolución es llevada y desgarrada sin más por cualquier viento no amigable. Sé muy bien que no debe ser tal, mas me es difícil de otro modo actuar; me pesa el confort de los hábitos, me falta la pasión de un auténtico sueño.


Y encima de esto, ansío. Me la vivo ansiando, anhelando, esperando…  esperando algo que no vendrá, esperando a alguien que no llegará, no, ya no, nunca más. ¿Qué pasa conmigo, qué está mal? No encuentro alivio al vacío, no hallo sabor alguno al paso de los días, un poco más y más seca me quedo y se me agota la energía. ¿Qué debo hacer para ser parte del collage colorido y feliz de la primavera? ¿A quién debo rezar para que regresen las ganas y el deseo perdidos?


Y tú, hombre del cielo enviado, tan lejos del alma, exiliado de la vista, pero presente en cada melosa pareja que retoza en los jardines, y encarnado hasta la médula de la memoria mía. Segura estoy que por tu mente no se ha de cruzar ya el sonido que me daba nombre, no has de preguntarte ni qué es de mí, ni si en ti estaré pensando, ni si por ti –preciado, soñado, espléndido- mis penas se vienen de a poco acumulando, pero eso es todo en lo que yo a diario pienso.


Que patético… Es patético, ¿a qué sí? ¡Yo, que soy burladora del amor, supresora de emociones, pasiones y sentimientos, controladora de todo aquello que del llamado “corazón” de derive y desboque! Heme aquí, molesta, perdida, ansiosa, insatisfecha… doliente, por no tener para mí el cariño de un hombre; por no tener cariño, mi cariño. ¿Cuántas cosas no me habré perdido de aquel trayecto ruboroso que nos lanzaba en vuelo a los púberes recintos de lo que podría ser amor un día? ¿Qué tan cerca no estuve de tener para mí tu boca, adueñarme de tus ojos e instalarme para siempre en tus brazos? Un amor, un amor es lo que entre otras cosas me pesa. Un amor es lo que ansío, es lo que anhelo, es parte de ese auténtico sueño dorado que mi alma no vislumbraba sino hasta después de encontrarte.


¡Que simpleza, niño mío, que simpleza! Y también, ¡oh, que ironía! Nunca más podré vagar fuera de mi cuerpo en el verde de los jardines sin encontrarme allí con tú sonrisa, sin regresar al diario mundo sin una lágrima asomando por la esquina de mi ojo. Ya no podré ir por la vida navegando sin rumbo, sola, desesperanzada y fría después de haber estado en el cobijo de tu afecto. Ahora sí, vaya a donde vaya, iré buscando tan adictivo calor, con ilusión, con esperanza, con anhelo, aunque nunca encontraré aquel calor que tú me diste. Que absurdo, que tonto… que triste.