Me dijo mi doctor que es saludable que siga escribiendo. En especial ahora que su cáncer es un hecho inminente. Es muy frustrante no poder platicar con ella. Que no escuche nada y mi garganta se desgarre para tratar de hablar con ella. Pero más frustrante es que ella sienta la misma frustración.
No encuentro como hablarle. Si le escribo no quiere leerlo. Si grito siente que la estoy agrediendo. Si no grito, se enoja por que no me escucha. Y todo en un lapso de 3 o 4 semanas.
La gente comienza a hablarme de su fe y de sus santos y de sus vírgenes con tanta convicción que pareciera se niegan a perder la esperanza. Mis hermanos no tienen fe. Mi mamá tiene vergüenza de que le gente sepa que tiene cáncer. Yo lo sabía, por eso no pedía que oraran por ella. Sus "milagritos" de pacotilla... Sus santos de fe extraña.
No miento, Tengo fe en Cristo, pero se me hace una cosa irrelevante y más que nada irritante que empiecen con sus "rosas místicas", vírgenes de no se dónde, padres milagrosos... Pero nadie me explica qué es lo que tanta fe puede hacer. La misma fe que mandan al mandado cuando fornican, maldicen, roban, critican... Pero Dios es grande y perdona los pecados, ¿Verdad?
Me siento desolada. Muy cansada.
"...Tienes que subir las escaleras, no temas, no te haremos daño. Eso, sigue así. Abre la puerta del ático, no tiene llave pero oculta algo ¿Ves toda esa ropa vieja? Tiene historias, tuvo dueño ¿Ya nos encontraste? ¡Anda, no tengas miedo! Abre el baúl, queremos conocerte, volverte a conocer en realidad porque, Poeta, odio que ya no nos ames. Nos diste la vida con tu poesía y ya no podemos vivir sin ella. Ahora que estamos aquí juntos de nuevo, nada nos va a separar..."
martes, 2 de febrero de 2016
Pruebas de fe.
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