miércoles, 24 de julio de 2013

Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada.

Es increíble como es que la gente no entiende lo que causan sus palabras. O mejor dicho, es increíble lo poco que le importa a las personas cuánto dañan con la manera de dirigirse a los demás.

Nada más y nada menos el día de hoy tuve que actuar a merced de alguien más sin rechistar. Pese a que fuimos a hacernos unos análisis de sangre para descartar la diabetes, desde el primer momento que me levantó, comenzaron los gritos, las negativas y los insultos. Decidí actuar rápido, preciso y sin hablar más de lo necesario para que no se enojara más el individuo en cuestión. Más tarde, luego de venir cansada y casi desmayándome porque me sacaron sangre dos veces, los gritos y las órdenes impartidas de mala manera no menguaron. Cuando al fin pude terminar con las tareas asignadas, acomodé todo para leer y dormir un rato, cosa con la cual me gané un "cómo eres huevona". Y todavía me manda a hacer mil cosas, gritándome feo y demás. Ustedes dirán "¿Y tú para qué haces caso? ¿Para qué te dejas?", si bueno, no es como si pudieras decirle que no a ella sin que se arme un lío. Mejor simplemente te alejas y ya.

lunes, 8 de julio de 2013

Despertares del alma en el 2013

Durante los últimos años he estado haciendo muchas cosas "porque se me hizo fácil". Me gustaría decir que no sabía que pasaría lo que como consecuencias ocurría luego de ello, pero lo sabía. O al menos lo podía haber intuído en cierto grado. Se supone que para eso es la adolescencia; para regarla y aprender de ello. Sin embargo, para poder utilizar esa escusa tendría que admitir que mi adolescencia llegó a mi demasiado tarde; que mi niñez se ha alargado y entremezclado con el inicio de mi etapa adulta y así sucesivamente.
No necesitas que pasen 29 años para darte cuenta de las consecuencias de tus desiciones.

sábado, 6 de julio de 2013

Amores más freudianos que platónicos.



Hace tiempo te saque de mis fantasías personales,

Esas que me inspiran buen humor cuando mi día está aburrido,

Mas desterrarte de mi mente, eso sí, no he podido.



Sigues ocultándote en mi subconsciente,

De donde no tengo autoridad de echarte.

Sigues de cuando en cuando por mis sueños,

Sin que yo te llame, apareciéndote.



¿Qué quieres de mí, verdaderamente?

Si no eres mío hoy, ni mañana, ni el mes que viene,

¿Qué haces todavía rondando entre mis neuronas?



Mas hay un lado masoquista en mí que,

Sin embargo, no quiere que te vayas.

Y he de confesar que, claro,

Tenerte en mis sueños es un consuelo muy grato, pero...



...al salir el sol, se diluye tu figura, tu aroma,

Tu sonrisa picaresca, todo eso que de ti me gusta;

Caigo de nuevo en cuenta que no estás para mí, que ajeno vagas.



Vuelve esa frustración, ese querer destrozarte,

Y con cada golpe, la vida arrebatarte.

¿Pues no es acaso afrenta en mi producir tanta tentación,

Para luego ser tan, a fin de cuentas, insatisfactorio?



¿Por qué no te das cuenta del crimen que cometes?

Si no eres mío hoy, ni mañana, ni nunca,

Empieza por salir de mi cabeza y deja de propiciar -por favor- con tu sabido atractivo,

Que mi mente te archive en la carpeta “Documentos freudiano-reprimidos”.

Lloro

¿Por qué he de llorar en cualquier momento? Sin razón, sin esperarlo ¿Porqué de pronto me encuentro tan sola? ¿Por qué de pronto nada existe fuera de lo que me toca hacer? Ignoro lo que me rodea, no me fijo en la vida y no me fijo en la muerte.
¡Sólo quiero terminar con todo!

Sólo quiero volver a ser normal

Vivo sola para que nadie me grite, para que nadie me insulte, para que nadie me mande. Vivo sola para poder descansar, para poder comer, para poder escribir, para poder cantar...
Pero mi abuela tiene razón; con el tiempo las ganas de cantar desaparecen. La gente cambia, los corazones se endurecen... La gente crece.

Lloro. Lloro por todo aquéllo por lo que nunca lloré. Lloro para recordar cuando lloraba sin importarme ser fuerte. Lloro sin ser valiente, sino sintiéndome derrotada y aun así, no dejo de pelear. Es sólo que.. ¡Me siento tan sola! ¡Sola con mis situaciones, mis sentimientos! Sola sin un amigo a mi lado, sola sin mis hermanos.

No quiero complacer a nadie, quiero que me respeten. Que respeten mi ritmo de crecimiento, mis decisiones, mis límites. Sería muy fácil romper los suyos pero jamás se lo recordaría. Jamás lo lastimaría así me tuviera contra la pared como lo ha hecho tantas veces. Me ha hecho llorar toda la vida. No entiendo porqué tiene que ser tan brusco. Si tan sólo me pudiera escuchar. Si tan solo me quisiera leer ¡Si tan solo quisiera entender!