lunes, 7 de mayo de 2018

Me libero de mi pasado

Durante mucho tiempo de mi vida he estado expuesta a situaciones desagradables como cualquier humano. Algunos de los que escuchan mi historia se quedan atónitos. Otros se preguntan como es que sigo viva. A veces yo me pregunto lo mismo.
Cuando tú, lector, entras a esta página, encuentras pedazos de mi alma. Aprendí durante mi adolescencia a valorar mi vida tanto por su gloria como por su tragedia en el sentido en que me hacía más humana y me daba razones para escribir. Escribir es una de las bendiciones más grandes en mi vida. Es el diccionario y glosario de mi esencia. Me tomo el tiempo de hacer de mis textos lo más acertado y fiel a mi sentir. Es mi manera de poner todo lo que llevo dentro, en orden.
Las palabras son un arma de doble filo. Pueden crear mundos o pueden destruírlos. Hoy, como adulto, mi vocabulario es estándar. Cualquiera que me lea va a entender lo que digo, o al menos eso espero. Siempre queda el espacio a la interpretación. Sin embargo, no siempre fue así. Es algo que nos pasa a muchos de los que pensamos "fuera de la caja". La presión social puede sofocar a cualquier persona y en retrospectiva, tomé mis talentos, los guardé en el bolsillo y me metí a la caja. Me volví "normal" y me dejé a un lado.
Sin embargo, hoy que te comparto este otro pedazo de mi vida, te invito a verlo como un todo. Te invito a que, si me conoces en otra faceta, me des la oportunidad de mostrarte quién soy.
Eres libre de usar tu juicio, puedes sacar todas las conclusiones que desees acerca de mi. Tienes la invitación a esos rincones de mí sentir que he guardado celosamente durante años. Querido lector, hoy no me escondo tras un pseudónimo omnisciente sino que te confieso: Soy Estefanía Burrola y estoy orgullosa de serlo.
Mi dolor y mi placer me edificaron y no estaría hoy aqui si no fuera por muchas de cosas que he escrito. Disfruta el viaje, este blog es también tuyo.