martes, 1 de marzo de 2016

Conciencia coincidencia

Yo sigo viendo a la hermosa niña de rodillas junto al sofá. Sigo viendo al amor más puro de mi vida en ese dulce y cansado rostro. Eres un ángel que en mi mente nunca crecerá. Tú, mi dulce niña. La Lolita de mis sueños. La mujer del corazón roto y la tristeza amada. Hoy, la madre de un nuevo ángel que espero nunca conozca el dolor. Aun puedo dentir la suavidad de tu lengua y tus finos labios. Aun puedo recordar tus nacientes senos que hoy, por primera vez sabrán lo que es amamantar.

Mucha suerte en tu lucha, hermosa princesa.
Que la lluvia no te liquide y el tiempo te llene de fe.
Con ésto ha terminado el capítulo de mi vida en el que te amé.

Mi ángel de oro
Dios te guíe lejos de mí
Que mi recuerdo sea polvo
Y la vida te haga feliz

Adiós para siempre, dulce tesoro
De algún modo, siempre seguirás en mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La opinión de los demás, es siempre bien recibida. Sin ella, nuestro pensamiento nunca crecería.