domingo, 24 de mayo de 2020

El arte de sobrevivir.

Esta vez partiremos de cuatro consejos que he tomado como premisas para una mejor vida:

Lo cortés no quita lo valiente
No eres un árbol, si no estás a gusto ¡Muévete!
No quemes puentes. Nunca sabes cuando los tendrás que pasar.
Los consejos son regalos. Tú decides cuales recibes y qué haces con ellas.



Desde nuestra infancia vamos aprendiendo a convivir con los demás. Es en los primeros 10/12 años es cuando aprendemos a confiar o desconfiar de la gente. Es, por lo general, cuando experimentamos por primera vez la felicidad, la tristeza, la desilusión, los estándares sociales. También es cuando aprendemos de la lealtad, del apoyo, la amistad, el trabajo conjunto. Lamentablemente también es cuando aprendemos de la envidia, del abuso, del rechazo, del dolor.
Quizá es también la época en la que nos era más sencillo perdonar. Con un abrazo, un dulce o una disculpa, por lo general las cosas regresaban a la normalidad. Esto entre los compañeros y gente de nuestro mismo rango de edad.

Pero, ¿Qué pasa cuando agregamos adultos a la fórmula? La familia es nuestra primera sociedad. Los ejemplos que vemos de como manejar las emociones pueden ser vitales al momento de tomar decisiones en nuestra vida personal, social, laboral, amorosa, etc. Vamos creando nuestro carácter, defensas y maneras de atacar a vida. Quizá no tenemos la madurez para entender el porqué de muchas decisiones que toman los adultos al momento de vivir sus vidas, pero ¡Hey! Nosotros que ya somos adultos a veces no sabemos ni qué estamos haciendo o porqué lo hicimos, así que ánimo. Nuestros padres no nacieron sabiendo ser padres. Todos somos personas en crecimiento y de todos se puede aprender. Sólo hay que "parar la oreja" y "mantener las antenitas bien alertas" como decía mi mamá. 
No lo olvides: Los niños todo lo ven. Lo entiendan o no, todo lo ven. 

Después vienen los años de la adolescencia, donde todo se nos hace un mundo. Por supuesto que no por los problemas de la adolescencia no sean válidos, es solo que las hormonas y la inexperiencia hacen que las cosas se vean más grandes de lo que son. Incluso pareciera que no tienen fin. Es en esta etapa cuando comenzamos a tener mayor conciencia de nuestro entorno y sociedad. Te sorprendería cuántos chicos y chicas hay ahí fuera que pelean con la anorexia, bulimia y demás desordenes alimenticios. Quienes tienen que cargar con las adicciones y problemas emocionales propios o de un ser querido. La presión social aunada al sentido de pertenencia a todos nos ha hecho perdernos un poco durante esta etapa, es decir ¿Cuántas veces se nos dijo que no nos juntáramos con cierta persona o grupo de personas? ¡Pero ahí vamos de necios! Es la etapa de la rebeldía para muchos. El adolescente no mide consecuencias como lo haría un adulto. No tiene la experiencia ni el control de sus impulsos completamente controlado. Nuestro sentido de la individualidad se encuentra con nuestras hormonas y muchas veces llama al desastre. Especialmente si durante nuestra infancia no aprendimos a manejar nuestras emociones por X o Y razón.

También está por supuesto el aspecto positivo de esta etapa: La confianza en tu independencia por parte de tus papás. Disfrutar de nuestra nueva apariencia física, hacer tu propia comida, ir a ver una película con tus amigos sin chaperón, ganarse la confianza de tus padres y obtener más libertad ¡LA sensación de independencia es maravillosa! Son los años en los que empiezas a distinguir tu personalidad y gustos. Entre todo ese drama, sufrimiento y confusión propios de la edad, las risas están al por mayor. Los cambios de los círculos sociales. La transformación de las amistades. Las nuevas amistades. Es un verdadero caos y del caos venimos todos.

Ahora, de la vida adulta, realmente no puedo decir mucho todavía. Tengo 27 años y a penas voy considerándome adulto unos pocos años atrás. Siento que para la mayoría, entre los 18 y 24 años estamos en modo de prueba. Aun que sea una suscripción de la que no podamos dar de baja. Es el orden natural de las cosas. Naces, creces, pasan muchas cosas, sigues creciendo y mueres. Después de eso, solo quedan los vivos, las memorias y legados que dejamos atrás. Unos llegan más lejos que otros, pero todos vamos para allá y procuramos, por lo general, durar mucho en llegar. Como dice la canción "El rey" de José Alfredo Jimenez, uno de los mayores compositores de la música tradicional mexicana: "No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar".

¿Saber llegar? ¿Pero llegar a donde? ¿Cual es la ciencia o qué? ¡Uy! Todos desearíamos tener una fórmula precisa para vivir la vida adulta  sin problemas. En lugar de esto, tenemos que manejarnos en base a la intuición y el aprendizaje que hemos adquirido en ese llamado "camino". Las posibilidades son tan grandes como tu esfuerzo, ambición y actitud. Es sorprendente cuando se llega al punto de decir "X persona tenía razón" y actuar como él o ella actuaría. Muchas veces "te cachas" hablándole a los niños como tú mamá lo hacía. Cocinar con la misma habilidad. Dando los consejos que te dio tu hermano. Evitando ciertas acciones porque la voz de tu abuelo con aquél consejo, resuena en tu cabeza.

Una gran parte de esas lecciones vienen por las interacciones con otras personas que no necesariamente tienen mucho que enseñar. El truco está en aprender a sacarle lo bueno a todo con humildad. Incluso si la lección es "no quiero ser como él". Aquí es donde aplico estas cuatro premisas de supervivencia: "Lo cortés no quita lo valiente", "No eres un árbol", "Los consejos son regalos" y "Nunca quemes puentes". Todos estos y otros más los he ido adquiriendo a lo largo de mi vida de diferentes personas sumamente importantes para mi. Algunos no los entendí en su momento pero hoy son herramientas imprescindibles en mi manera de convivir con otros y tener paz conmigo misma.

Regresando a las premisas, la primera viene de mi mamá, mi persona favorita en el mundo, aunque ya no está. "Lo cortés no quita lo valiente". 
¿A quién no le han faltado al respeto en alguna ocasión? ¿A quién no han lastimado? ¿Quién no se ha enojado con alguien tanto que la tentación de vengarse o simplemente explotar en su contra sea más grande que su paciencia? Requiere bondad, templanza, inteligencia y prudencia lidiar con estas y otras experiencias negativas ¡Qué decir de las personas que arremeten en nuestra contra! 

Ya sea de manera intencional o no, cuando nos inspiran algún sentimiento negativo, lo más natural es defenderse. Sin embargo "lo cortés no quita lo valiente". No por que alguien te lastime tienes que actuar de la misma forma. Esto no significa que pongas la otra mejilla o que permitas que esto se vuelva un hábito para la otra persona. Simplemente significa que la mejor manera de contestar es con clase, educación e inteligencia. Acá se le llama "Kill them with kindness", es decir "ataca con amabilidad". Te puede ahorrar conflictos innecesarios y tu conciencia permanecerá tranquila.

Se dice que cuando alguien se siente miserable no puede soportar que los demás sean felices. Son los que siempre buscan pleito y no se pueden estar en paz. También te puedes topar con gente que no sabe lidiar con aquéllos que piensa distinto a ellos, entonces atacan, juzgan y buscan denigrar o humillar a la otra persona, aun que sea de manera inconsciente por los moldes sociales a los que están acostumbrados. Existen también los que siempre se están haciendo las víctimas y no toman responsabilidad de sus actos. Todos ellos y más tienen una vibra negativa que, si lo permites, te pueden echar a perder el día o incluso la vida. 

Pedir respeto no está mal. Defender tu punto de vista, ideologías, personalidad, preferencias, acciones, decisiones puede ser muy difícil. En especial si te acostumbraste a los abusos verbales o físicos desde temprana edad. Aun así, vivir constantemente a la defensiva es tan desgastarte como el mismo maltrato. A veces, lo mejor es simplemente dejar a cada quién con su propia negatividad y en lugar de pelearse y faltar al respeto.

Aquí algunas ideas: Yo sé que te incomoda esta situación o incluso mi presencia pero cada quién es responsable de sus propias emociones y tú tienes que lidiar con las tuyas en tu propio tiempo y espacio. Respeto tu opinión pero no estoy de acuerdo, piensa lo que te haga sentir mejor, yo haré lo mismo. Gracias por preocuparte. pero yo tomé mis decisiones de acuerdo a mis necesidad y confío en mi juicio. No tienes derecho a faltarme al respeto e invadir mi espacio o mi privacidad. Si no te gusta lo que esta pasando o lo que estoy diciendo,  te puedes adaptar o retirar. Yo respetaré tu decisión. Ser y dejar ser es la mejor manera de ser feliz. Debatir educadamente si la conversación lo permite o simplemente una sonrisa.

Igual puede y se enojen más, pero te defendiste con amabilidad. No alimentaste el ego de la otra persona. No permitiste una transgresión. Fuiste suficientemente valiente para cuidar de ti mismo y eso es lo más importante. Créeme, entiendo que no es fácil lograr esto. Toma mucha práctica y firmeza de carácter para hacerlo sin caer en el juego. Recuerda, tu derecho termina cuando empieza el del otro y viceversa.


La siguiente premisa va muy relacionada a la anterior: "No eres un árbol, si no estás a gusto ¡Muévete!".

Una vez que eres capaz de identificar las situaciones que te hacen daño, es importante saber cuándo retirarse. Se dice que uno acepta de otros el nivel de maltrato que ejerce sobre si mismo. A veces es muy difícil saber cuándo alejarse antes de que la situación se salga de control o desborde la paciencia o capacidad de manejo de cada uno. Se dice fácil pero cortar lazos con ciertas personas o renunciar a ciertos hábitos, costumbres o lugares, puede ser más complicado de lo que se piensa. En el mundo adulto se tienen que sopesar las consecuencias ante las propias prioridades y es importante recordar ¡No eres imprescindible! No lo tomes a mal, todos somos distintos y puede que tus características sean la mejor de las opciones para la situación, persona o momento, sin embargo no eres indispensable. El mundo seguirá girando si te vas. Nadie va a cuidar de ti mejor que tu mismo, así que hay que hacerlo por el propio bien. No estás pegado al suelo, tienes la libertad de escoger. valórala.

Entiendo que a veces hay situaciones en las que no te puedes alejar, como por ejemplo casos de violencia intrafamiliar o cualquier otro en el que tu vida corre peligro si se toman decisiones de este tipo. Hay gente cuya integridad se ve amenazada si se trata de huir o simplemente las personas encarceladas. Otros quizá dependan físicamente de otros para sobrevivir. Hay muchas cosas que no podemos controlar, Pedir ayuda parece imposible o inútil. Si este es tu caso, ojalá tu situación mejore. Parece lo contrario pero no estás solo. Si tu vida corre peligro, acude a las autoridades. Pide ayuda a alguien de confianza si no puedes hacer la llamada tu mismo ¡No te rindas! Igual si conoces a alguien en esta u otra situación similar, busca información de como ayudar. Entiende que las ataduras mentales son muy fuertes pues el agresor ha trabajado en aislar a esta persona mental y fisicamente para que no pueda escapar y dependa completamente de él o ella. Si no sabes como ayudar, también puedes pedir ayuda.

Este es de mi papá: "No quemes puentes, nunca sabes cuando los necesites pasar".

Algunas oportunidades se presentan una sola vez en la vida. De nosotros depende cuales tomar o no. Aun así no puedes predecir cuales son esas oportunidades. Respetar a todos sin importar quienes son, te deja fortuna para la vida. Nunca sabes si esa persona que recién conoces puede salvar tu vida, ayudarte en alguna situación que veas perdida, darte algún servicio, ser tu jefe, ser tu proveedor... Manejarse con inteligencia en las relaciones interpersonales también incluye perspicacia. Observar las cualidades de las otras personas te permite ganar su gracia y su respeto. Trata como quieres que te traten. No podemos predecir el destino, solo trazar el camino que querramos recorrer con perseverancia, astucia y templanza. Es importante tener gente de tu lado en lugar de en tu contra. No todos son productivos para tu vida, pero más vale malo por conocido que bueno por conocer. Observa detenidamente. Pon tu mejor cara. Respeta. Se atraen más abejas con miel que con vinagre.


Y finalmente, "los consejos son regalos" tú decides cuales aceptas, e incluso cuando ya los abriste puedes decidir si tirarlos o pasarlos a alguien que pudiera de verdad darles buen uso.

Hay "críticas constructivas" llenas de veneno ya sea intencionalmente o no. Por lo general las personas que nos dan consejos son cercanas a nosotros. Otros consejos nos los topamos por el camino. Es importante cuidar de la salud mental. No siempre por el hecho de que la intención sea buena, es un consejo productivo o beneficioso. El infierno está lleno de buenas intenciones. No importa quién sea o que tanto lo ames o te ame, somos imperfectos. Nos podemos equivocar. Algunos no distinguen entre la empatía, simpatía y condescendencia. La empatía es poder entender y mostrar apoyo a una persona. Busca la comprensión objetiva del mundo interno del otro. Simpatía es expresar lo que uno siente al respecto sin dar importancia al otro y su sentir. La condescendencia, por su lado, es un arma de doble filo. Es decirle a la otra persona lo que quiere oír pero también puede caer en una amabilidad falsa que nace del sentimiento de superioridad hacia una persona. La simpatía es irritante pero la condesencencia puede ser simplemente una falta de respeto. Es ignorar al otro en tiempos de nesecidad. También es la manera de dar consejos no solicitados.


No me mal entiendan. A veces los consejos que vienen del corazón aun que no sean solicitados, no caen en saco roto. A veces las personas son demasiado orgullosas para pedir ayuda o no saben que les puede servir. Tomese por ejemplo las lecciones que se le dan a un adolescente. Lo más probable es que no las quiera escuchar pero luego viene el "te lo dije" aun cuando hayan pasado años. Algunos consejos no solicitados son realmente útiles pero a veces somos demasiado tercos u orgullosos para entender la naturaleza de este y como puede beneficiarlos. A veces tenemos que equivocarnos para poder entender que "tenían razón".  Actuar con amor tiene un impacto en el otro. Y claro que duele el rechazo. Eventualmente la gente se cansa de tratar de ayudar. Otras solo comprendemos cuando la persona ya no está. Todos tenemos nuestro ritmo y nuestro momento. No podemos cambiar el pasado pero sí usar el presente.

Aun así, hay consejos que no nos sirven y podemos ignorarlos. Quizá llegará a nuestras vidas alguien a quien sí lo pueda necesitar. Al final de cuentas, de todos se puede aprender algo. Igual, si esta tarde te fue de beneficio. El consejo está ahí.
 Asi como mi video favorito que es un discurso de graduación hecho canción. Se llama "wear sunscreen" se los recomiendo ampliamente. Dice así "Si te puedo ofrecer un consejo para el futuro, sería que uses bloqueador de sol. Los efectos a largo plazo han sido comprobados por científicos, mientras que el resto de mis consejos no tiene más bases que mi propia experiencia... se amable con Pero confía en mi con lo del bloqueador solar"





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