viernes, 11 de enero de 2013

¡Bienvenidos sean al baúl en el ático!

  Cuando decidí hacer éste blog lo hice buscándome a mi misma. Un intento por revivir lo que fui en algún momento de mi adolescencia y mezclarlo con lo mejor del inicio de mi etapa adulta. Me di cuenta de que no necesitaba un diario. Los diarios traen consigo un montón de problemas. Sin embargo, necesitaba una manera de ser sincera, real, interesante y parte de mi misma. Una manera de ser tan natural que ni siquiera necesitara ser descarada como he venido siendo durante algunos años.

   Eso sucede mucho cuando te dejas llevar, primero por las apariencias, segundo por encajar y tercero por "funcionar". Te olvidas de "ser" (o al menos eso me pasa a mi). Incluso ahondar mucho en el tema de la pérdida de identidad puede resultar peligroso. Puedes caer en un estado de auto-compasión y estancarte mediocremente en ese "limbo" en el que no eres nadie y piensas que lo eres. En el peor de los casos puedes comenzar a probar distintas personalidades intentando dar con la tuya, "complicándote demasiado".

 Recuerdo cuando quería ser escritora sin embargo no recuerdo cuando llegué a la arrogancia de querer enseñar en una escuela. Me fui a la meta más alta olvidando que para llegar ahí tenía que seguir escalando. Creo que sucedió cuando entré a la universidad cuando conocí esa arrogancia. Pude identificarla en varios de mis compañeros con aires de sofistas expertos. En esa actitud que tanto odiaba en la que unos intentaban ser mejores que los demás alardeando de sus diversas publicaciones a los 18 o 20 años de edad y yo pensaba "¿Entonces escribes para que te vean o escribes porque amas escribir?" y me convertí en uno de ellos. Con una excepción: Yo ya no escribía. Había perdido la chispa, la pasión... en fin, ya escribir se había vuelto una competencia y un "oficio a partir de la graduación" (Lo cual, en realidad no es tan malo, lo malo era a lo que la presión por obtenerlo me estaba dirigiendo).

  Lo más frustrante de todo eso era cuando de verdad quería escribir pero con ansias de crear algo bueno, algo que gustara y tal como el amor y los zapatos, a fuerzas nada entra. Había dejado de decir lo que pensaba o sentía. Las palabras sinceras de cariño, amor, desamor y demás me parecían trilladas y muchas veces no las usé por miedo a que le parecieran tontas a su destinatario, entonces empecé a escribir cosas "impresionantes" pero a fin de cuentas vacías. No se sentía nada dentro de mis palabras. Sólo buscaba palabras inusuales para impresionar a la gente con mi vocabulario y lo peor de todo era que no era capaz de admitírlo para mí misma.

 Sin embargo, ahora que lo he reconocido, entendido y explotado, decidí dar el siguiente paso, remendarlo. Principalmete porque es un problema sólo para mi, que me lleve mis relaciones interpersonales, tal vez ligadas por éste arte, es otro asunto. Sólo para mi son indispensables mis poemas, reflexiones y demás. Para mis lectores, la vida no termina si mi esencia desaparece y es por eso que he vuelto a escribir. Es por esto que, de ahora en adelante y durante mucho tiempo, les presentaré mis palabras. Espero que disfruten tanto o más que yo de las lecturas que mis amigos y yo les presentaremos. Aun no tenemos una esencia definida para el blog, pero eso se irá dando. Con nuestra convivencia, las diferentes publicaciones y ustedes, los pocos o muchos que nos lean, la terminaremos encontrando. Siéntanse en su casa.


1 comentario:

  1. Mucha razón hay en tu escrito, además de estar muy bien hecho. ¡Me encantó!

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