Dicen, pues bien
lo he escuchado, que al escribir no hay magia.
Que en las
letras no hay magia, escuché, sólo trabajo duro.
Pues sépanlo
bien, yo lo he sentido: sus letras tienen magia.
Yo he
sentido el hechizo eufórico que sobre mí su léxico destila.
Un ahogo,
una asfixia; hedónico calor que se eleva desde de las plantas,
Retumba exprimiendo
cada poro y despoja a cada uno de su fragante aliento.
Punzantes
oleadas de presión contenida, vaporosa.
Una, otra y
otra más, golpeando desde la palpitante fuente húmeda de anhelos.
No hay
verbalidad, sólo especulación.
No hay
contacto, sólo embrujo.
“Abrazo” es
la palabra, y al cuerpo con ésta él atrapa;
El roce hace
sentir, y el aire, más cálido y pesado hace volverse.
Esencia del
cuerpo hace volar en espacio vacío, solitario;
Esencia
delatora de aquello que se espera sin llegar a recibirse.
“Beso” es la
intención y el verbo, palabra y sueño, ilusión y morfema.
Labios
rojos, mórbidos, de brillo cubiertos; una manifestación de lo que se espera.
Palabras que
se traducen en anticipación, excitación, desesperación.
La santidad
en la mera letra pura se vuelve por entero indecorosa.
Sus dedos en
veloz y mecánica danza, hacen eco en superficie insensible,
Pero su
magia los lleva de viaje, la distancia atravesando y paradigmas destrozando,
Los gélidos
muros derritiendo y en el lugar ideal, cada toque preciso depositando.
Son toques
que derrumban el presente ajeno al cuerpo, derrumban premisas.
La mente
volátil se desprende y acude al brillo de esos ojos,
Que queman
con lascivia todo intento de modestia hasta la piel viva.
Los brazos
amigos auxilian el peso que ante el fuego se rinde.
El cuerpo
sueña aferrarse al generoso regalo ofrecido, más nunca entregado.
Anhela sin
remordimiento su llegada, la hipérbole de sus ansias pierde toda retórica.
Entonces
siente su calor atravesándolo todo de una vez.
Se derrite y
abraza con fuerza algo que no existe, pero que desea.
No existe
ataque que se oponga a su abrazo, pero lo imagina.
Abrupto
llega, se instala y con premura escapa,
Se interna
de nueva cuenta y repite la escena frenéticamente,
Su impulso
acrecentando, y en cada paso humedad arrancando.
El cuerpo se
tensa; lloran sus poros deseando besar lágrimas ajenas.
Los labios
buscan también empaparse del sabor deseado,
De memorizar
textura, movimiento, sabor en vapores fragantes.
Cuando un
torrente de fuego blanco colme por fin el amoroso refugio,
Este responderá
regando volcán y llamas con su propia lluvia de aprobación.
Una vez la
ilusión haya acabado, el calor cederá, mas el hechizo apenas habrá comenzado.
hermoso, sensaciones y magia transmites me ha gustado mucho :33
ResponderEliminarGracias por leer y comentar, amigo. Me da gusto que hayas encontrado sensaciones -muy buenas, espero- con mi texto tentativamente poético. Ojalá pudieras hacernos un poco de promoción por ahí en tu blog, ¿se podrá? Jejeje. -^^-
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