jueves, 3 de enero de 2013

Todo es más sencillo de lo que aparenta.

  Todo es más sencillo de lo que aparenta. Es algo que he ido aprendiendo con el tiempo pero a veces se me olvida. Cuando las cosas se ponen tan difíciles que parece que la única solución está en tomar una serie de medicamentos controlados y caer en un sueño eterno, cuándo me siento tan inmersa en mi mundo fantástico y aumentado y éste se presenta como una realidad en primer plano, entonces lo recuerdo: Todo es sencillo, tú lo haces complicado. 
  ¡Es que quisiera hacer tanto! Quisiera arreglar el mundo sin siquiera tener en orden el propio. Dando consejos que suenan repetitivos y terminan saturándome, volviéndolos parte de mí por un momento. Parte de mi novela viviente. Inconscientemente (la mayor parte del tiempo) convierto a mis amigos en personajes, las situaciones en capítulos a veces interminables y hago el nudo de la historia tan largo, que incluso como autora, me cansaría leerlo. Termino ahogándome en lo que pareciera un remolino de agua del que yo sola no puedo salir. Tengo un problema con el final de mis historias.
  Para que una nueva pieza entre en el mecanismo, necesitas retirar la pieza obsoleta. De no hacerlo, la nueva pieza estorbará en el correcto funcionamiento de todo ¿Me explico? Se trata de remplazar lo que no sirve con algo que sí lo haga. No puedes agregar cosas innecesarias a una máquina, la descompondrían. Claro, a menos de que lo que estés agregando le de a la máquina una nueva función o mayor efectividad, sin embargo ¿Para qué tener una cafetera que prepare galletas? Sería algo así como:

"-¿Puede hacer galletas con sabor a café?
-No
-¿Entonces qué más hace?
-Café
-¿No que hacía galletas?"

  A mí, mis errores me han servido para darme cuenta de quién soy. Aunque no lo haya descifrado por completo, no me detengo. Sentarse a pensar en la naturaleza exacta de tus defectos, virtudes, acciones y criterios es saludable de vez en vez. Lo importante es no perderse en dichos pensamientos porque si te quedas sentado, la vida sigue en movimiento y tú no pasas del mismo lugar. La mediocridad es una manera absurda de rendirse ante la vida. Más aun, es una manera absurda de hacer tu vida obsoleta. De nada sirve que sepas quién eres si no utilizas tu esencia para algo. La acción es más importante que "las ganas de actuar". Tus acciones te definen más que tus intenciones, los propósitos de año nuevo jamás cumplidos son la mejor prueba.


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